Salmo 116 (114-115), 12-13, 15-18 (Nota: En algunas numeraciones, este salmo es la segunda parte del Salmo 114)
"¿Cómo Pagaré al Señor? La Ofrenda de Acción de Gracias del Siervo Liberado"
“12 ¿Con qué pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? 13 Alzaré la copa de la salvación e invocaré el nombre del Señor... 15 ¡Qué penosa es para el Señor la muerte de sus amigos! 16 Yo, Señor, soy tu servidor, tu servidor, lo mismo que mi madre: por eso rompiste mis cadenas. 17 Te ofreceré un sacrificio de alabanza e invocaré el nombre del Señor. 18 Cumpliré mis votos al Señor, en presencia de todo su pueblo.”
Contexto
El Salmo 116 es un salmo de acción de gracias individual. El salmista ha pasado por una experiencia de peligro mortal, una angustia profunda que lo llevó al borde del "abismo" (como se describe en los versículos anteriores). Ha clamado a Dios, y Dios lo ha escuchado y salvado. Ahora, lleno de gratitud, se pregunta cómo puede corresponder al inmenso favor recibido. Estos versículos son su respuesta a esa pregunta: una respuesta de alabanza, de testimonio público y de cumplimiento de sus promesas.
Tema Central
El tema central es la respuesta agradecida del creyente a la salvación recibida de Dios. Ante la imposibilidad de "pagar" adecuadamente el bien recibido, la única respuesta apropiada es la alabanza, la invocación del Nombre del Señor y el cumplimiento de los votos hechos en la angustia. El salmista se reconoce como un "servidor" a quien Dios ha liberado, y se compromete a una acción de gracias pública en la asamblea del pueblo.
Aplicación a nuestra actualidad
Este salmo nos enseña cómo vivir una vida de gratitud y cómo responder a la gracia salvadora de Dios:
La Pregunta Fundamental de la Gratitud: "¿Con qué pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?". Esta es una pregunta que debería resonar en el corazón de todo creyente. Al contemplar las bendiciones de Dios (la vida, la fe, el perdón, la liberación de dificultades), surge espontáneamente el deseo de corresponder. La pregunta misma ya es una oración de un corazón agradecido.
La Copa de la Salvación: "Alzaré la copa de la salvación e invocaré el nombre del Señor". La "copa de la salvación" era probablemente una copa de vino utilizada en un rito de acción de gracias en el Templo. Simboliza la alegría y la celebración por la salvación recibida. Para los cristianos, esta imagen adquiere una resonancia eucarística profunda. La "copa de la salvación" es la copa de la Sangre de Cristo, la Nueva Alianza. "Alzar" esta copa en la Eucaristía es la forma suprema de dar gracias e invocar el Nombre del Señor.
El Valor de la Vida a los Ojos de Dios: "¡Qué penosa es para el Señor la muerte de sus amigos!". Dios no es indiferente a nuestro sufrimiento o a nuestra muerte. Él valora la vida de sus fieles, de sus "amigos". Esta verdad nos da un inmenso consuelo y nos asegura que nuestra vida es preciosa para Él.
Identidad como Siervo Liberado: "Yo, Señor, soy tu servidor... por eso rompiste mis cadenas". El salmista reconoce que su identidad es la de un siervo, pero no un siervo oprimido, sino uno a quien Dios ha liberado de sus "cadenas" (del peligro, de la angustia, del pecado). Nuestra libertad en Cristo no es para el egoísmo, sino para un servicio gozoso y agradecido a Aquel que nos liberó.
El Sacrificio de Alabanza: "Te ofreceré un sacrificio de alabanza...". En la Nueva Alianza, el sacrificio más agradable a Dios no es el de animales, sino el "sacrificio de alabanza": una vida de gratitud, de adoración y de testimonio.
Testimonio Público y Cumplimiento de Votos: "Cumpliré mis votos al Señor, en presencia de todo su pueblo". La gratitud no debe ser solo privada. El salmista se compromete a dar un testimonio público de la bondad de Dios en la asamblea. Cumplir las promesas que le hacemos a Dios, especialmente las hechas en momentos de necesidad, es una parte esencial de nuestra integridad y de nuestra acción de gracias.
Este salmo nos invita a hacer un balance de los "bienes" que hemos recibido del Señor, a reconocer que no podemos "pagarle" con nada, y a responderle con la única ofrenda que Él desea: una vida de alabanza, de invocación confiada de su Nombre y de testimonio fiel en medio de la comunidad.
Preguntas para la reflexión
¿Me he preguntado alguna vez con sinceridad: "Con qué pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho"? ¿Qué sentimientos o respuestas surgen en mí al hacer esta pregunta?
¿De qué manera puedo yo hoy "alzar la copa de la salvación", es decir, expresar mi gratitud y mi alegría por la salvación que he recibido en Cristo?
¿Me consuela y me da valor saber que mi vida es "preciosa" a los ojos del Señor y que mi sufrimiento no le es indiferente?
¿Vivo mi libertad cristiana como una oportunidad para un "servicio" gozoso a Dios, reconociendo que Él ha "roto mis cadenas"?
¿Qué "votos" o promesas he hecho a Dios que necesito "cumplir" en presencia de la comunidad como un acto de gratitud y testimonio?
Oración
Señor, ¿con qué te pagaré todo el bien que me has hecho? No tengo nada que ofrecerte que no haya recibido primero de Ti. Por eso, alzaré la copa de tu salvación e invocaré tu santo Nombre. Gracias por romper mis cadenas y hacerme tu servidor libre. Acepta mi sacrificio de alabanza y ayúdame a cumplir mis votos ante Ti, dando testimonio de tu bondad en presencia de todo tu pueblo. Amén.