Salmo 135(134),1-6
"¡Alaben el Nombre del Señor! El Dios Soberano de Israel"
“1 ¡Aleluya! ¡Alaben el Nombre del Señor, alábenlo, servidores del Señor, 2 los que están en la Casa del Señor, en los atrios de la Casa de nuestro Dios! 3 ¡Alaben al Señor, porque es bueno, canten a su Nombre, porque es amable! 4 Porque el Señor se eligió a Jacob, a Israel, como posesión exclusiva. 5 Yo sé que el Señor es grande, que nuestro Señor está sobre todos los dioses. 6 El Señor hace todo lo que quiere en el cielo y en la tierra, en los mares y en todos los abismos.”
Contexto
El Salmo 135 es un himno de alabanza que invita a la comunidad, y en particular a los servidores del Templo (sacerdotes y levitas), a alabar el Nombre del Señor. El salmo celebra la grandeza y la soberanía de Dios, contrastándolo con la impotencia de los ídolos paganos (como se verá en versículos posteriores). Los versículos iniciales seleccionados aquí son una llamada a la alabanza, fundamentada en la bondad de Dios, su elección de Israel como su pueblo, y su poder absoluto sobre toda la creación.
Tema Central
El tema central es una exhortación a la alabanza del Nombre del Señor, dirigida especialmente a aquellos que sirven en su Casa. Los motivos para esta alabanza son triples: el carácter de Dios (Él es bueno y amable), su acción electiva en la historia (eligió a Israel como su posesión), y su poder soberano y universal sobre toda la creación (hace todo lo que quiere en el cielo y en la tierra).
Aplicación a nuestra actualidad
Este salmo, aunque arraigado en el culto del Templo de Jerusalén, nos ofrece razones fundamentales y perennes para nuestra propia alabanza a Dios:
La Llamada a la Alabanza Comunitaria y Ministerial: "¡Alaben el Nombre del Señor, alábenlo, servidores del Señor, los que están en la Casa del Señor...!". La alabanza es una vocación de todo creyente, pero hay un llamado especial a aquellos que tienen un servicio particular en la comunidad de fe ("la Casa del Señor"). Esto nos recuerda que quienes sirven en la Iglesia (sacerdotes, diáconos, religiosos, catequistas, ministros laicos, etc.) tienen una responsabilidad especial de liderar y animar la alabanza comunitaria.
Alabar a Dios por lo que Él Es: "¡Alaben al Señor, porque es bueno, canten a su Nombre, porque es amable!". La primera razón para la alabanza no es lo que Dios hace por nosotros, sino quién es Él en su esencia: bueno, amable, digno de ser amado. Es una invitación a una alabanza desinteresada, que se deleita en el carácter mismo de Dios.
Alabar a Dios por su Elección Gratuita: "Porque el Señor se eligió a Jacob, a Israel, como posesión exclusiva". Dios, en su libertad soberana, eligió a un pueblo para ser su "posesión exclusiva", no por sus méritos, sino por puro amor, para ser un instrumento de su revelación al mundo. Para los cristianos, esta elección se extiende en Cristo a todos los que son bautizados. Ser elegidos por Dios, ser su "posesión", es un motivo de inmensa gratitud y alegría.
Alabar a Dios por su Soberanía Universal: "Yo sé que el Señor es grande... El Señor hace todo lo que quiere en el cielo y en la tierra, en los mares y en todos los abismos". Esta confesión de la soberanía absoluta de Dios es una fuente de gran confianza. Nada en toda la creación escapa a su poder y a su voluntad. En un mundo donde a menudo nos sentimos a merced de fuerzas que no podemos controlar, recordar que Dios es el Señor soberano sobre todo nos da paz y seguridad. Su poder no es arbitrario, sino que está al servicio de su bondad y su plan de salvación.
Este pasaje es una invitación a centrar nuestra vida en la alabanza, reconociendo la bondad de Dios, la gracia de haber sido elegidos por Él, y la seguridad que nos da su poder soberano sobre todo el universo. Es un llamado a que, como "servidores del Señor", nuestra vida sea un continuo canto a su Nombre.
Preguntas para la reflexión
¿De qué manera puedo yo, como "servidor del Señor" en mi bautismo, participar más activamente en la alabanza comunitaria en la "Casa de nuestro Dios"?
¿Suelo alabar a Dios principalmente por lo que me da, o me detengo a alabarlo simplemente "porque es bueno" y "amable", por quién es Él?
¿Qué significa para mí ser parte del pueblo que Dios "se eligió como posesión exclusiva"? ¿Cómo vivo esta identidad con gratitud y responsabilidad?
¿Cómo me ayuda la certeza de que "el Señor hace todo lo que quiere en el cielo y en la tierra" a enfrentar las incertidumbres, los miedos o las situaciones que parecen fuera de control en mi vida o en el mundo?
Al confesar "yo sé que el Señor es grande", ¿qué experiencias personales o reflexiones alimentan esta convicción en mi corazón?
Oración
¡Aleluya! Señor, Dios nuestro, te alabamos y bendecimos tu santo Nombre. Te alabamos porque eres bueno, cantamos a tu Nombre porque eres amable. Gracias por habernos elegido en Cristo como tu posesión exclusiva. Confesamos con gozo que Tú eres grande, Señor nuestro, y que tu poder soberano se extiende sobre el cielo y la tierra. Que nuestra vida sea una alabanza continua a Ti, en la asamblea de tus fieles. Amén.