Juan 16,5-11
"La Partida de Jesús y la Obra del Espíritu Santo en el Mundo"
“5 Ahora me voy al que me envió, y ninguno de ustedes me pregunta: “¿Adónde vas?”. 6 Pero al decirles esto, ustedes se han entristecido mucho. 7 Sin embargo, les digo la verdad: les conviene que yo me vaya, porque si no me voy, el Paráclito no vendrá a ustedes. Pero si me voy, se lo enviaré. 8 Y cuando él venga, probará al mundo dónde está el pecado, dónde está la justicia y cuál es el juicio. 9 El pecado está en no haber creído en mí. 10 La justicia, en que voy al Padre y ustedes ya не me verán. 11 Y el juicio, en que el Príncipe de este mundo ya ha sido juzgado.”
Contexto
Este pasaje forma parte del Discurso de Despedida de Jesús durante la Última Cena (Evangelio de Juan). Jesús ha estado preparando a sus discípulos para su inminente partida (su muerte, resurrección y ascensión). Los discípulos están llenos de tristeza y confusión ante esta perspectiva. Jesús les explica la necesidad y la conveniencia de su partida, ya que esta permitirá la venida del Espíritu Santo (el Paráclito, Consolador, Abogado), quien tendrá una misión fundamental no solo para los discípulos, sino también en relación con el "mundo".
Tema Central
El tema central es la conveniencia de la partida de Jesús para posibilitar la venida del Espíritu Santo. Jesús explica que el Espíritu tendrá una función crucial de "convencer" o "probar" (en el sentido de evidenciar, exponer la verdad) al mundo acerca de tres realidades fundamentales: el pecado (por no creer en Jesús), la justicia (la vindicación de Jesús al ir al Padre) y el juicio (la derrota del príncipe de este mundo).
Aplicación a nuestra actualidad
Las palabras de Jesús sobre su partida y la venida del Espíritu Santo siguen siendo esenciales para entender nuestra vida cristiana y la misión de la Iglesia en el mundo:
La "Conveniencia" de la Partida de Jesús: "Les conviene que yo me vaya, porque si no me voy, el Paráclito no vendrá a ustedes". Aunque la partida de Jesús entristeció a los discípulos, era necesaria para una nueva forma de presencia divina: la del Espíritu Santo, que ya no estaría limitado a un lugar físico, sino que podría habitar en el corazón de cada creyente y en la Iglesia universal. Esto nos invita a valorar la presencia y la acción constante del Espíritu en nuestra vida y en la Iglesia.
La Obra del Espíritu Santo respecto al Mundo: El Espíritu Santo no solo consuela y guía a los creyentes, sino que también tiene una misión "judicial" o de discernimiento frente al mundo:
Probará dónde está el pecado: El pecado fundamental que el Espíritu revela al mundo es la incredulidad en Jesús, el rechazo al enviado de Dios. No se trata solo de pecados morales individuales, sino del rechazo a la oferta de salvación de Dios en Cristo.
Probará dónde está la justicia: La justicia no reside en los sistemas del mundo, sino en la vindicación de Jesús. Su "ida al Padre" (su glorificación a través de la resurrección y ascensión) es la prueba de que Él era el Justo, y que su camino es el camino de la verdadera justicia de Dios.
Probará cuál es el juicio: El juicio definitivo ya ha ocurrido para "el Príncipe de este mundo" (Satanás, el poder del mal). La muerte y resurrección de Jesús son la derrota decisiva del mal. Aunque el mal siga actuando, su poder último ha sido quebrado. El Espíritu revela esta victoria.
La Tristeza Transformada en Misión: La tristeza de los discípulos por la partida de Jesús se debe transformar, con la venida del Espíritu, en una comprensión más profunda de su obra y en una participación activa en la misión de testimoniar estas verdades al mundo. También nosotros, a veces, podemos sentir la "ausencia" de Jesús o la dificultad de la misión, pero el Espíritu está presente para fortalecernos y guiarnos.
Este pasaje nos invita a confiar en la obra misteriosa pero poderosa del Espíritu Santo, tanto en nuestra vida personal como en su acción en el mundo, revelando la verdad sobre Jesús, el pecado, la justicia y el juicio. Nos llama a colaborar con el Espíritu en el testimonio de estas realidades.
Preguntas para la reflexión
¿Cómo experimento la "conveniencia" de la partida de Jesús y la presencia activa del Espíritu Santo en mi vida personal y en la vida de la Iglesia?
Al pensar en la obra del Espíritu de "probar al mundo dónde está el pecado", ¿cómo me ayuda esto a entender la importancia de la fe en Jesús y a comunicar esa necesidad a otros?
¿De qué manera la "justicia" de Jesús, manifestada en su ida al Padre, me da esperanza y me desafía a buscar la verdadera justicia en mi vida y en la sociedad?
Sabiendo que "el Príncipe de este mundo ya ha sido juzgado", ¿cómo me fortalece esta verdad para enfrentar las manifestaciones del mal y para vivir con la esperanza de la victoria final de Dios?
Oración
Señor Jesús, aunque tu partida llenó de tristeza a tus discípulos, sabemos que fue conveniente para que el Espíritu Santo, el Paráclito, viniera a nosotros. Te pedimos que tu Espíritu nos convenza siempre de la verdad: del pecado de no creer en Ti, de tu justicia manifestada en tu glorificación junto al Padre, y del juicio definitivo sobre el príncipe de este mundo. Danos la gracia de ser dóciles a la acción del Espíritu y de colaborar con Él en el testimonio de estas realidades, para que el mundo pueda conocerte y encontrar la salvación. Amén.