Juan 16,16-20
"De la Tristeza al Gozo: La Promesa del Reencuentro"
“16 Dentro de poco, ya no me verán, y poco después, me volverán a ver». 17 Entonces algunos de sus discípulos comentaron entre sí: «¿Qué significa esto que nos dice: “Dentro de poco ya no me verán, y poco después, me volverán a ver”? ¿Y qué significa: “Yo me voy al Padre”?». 18 Decían: «¿Qué es este “poco tiempo”? No entendemos lo que quiere decir». 19 Jesús se dio cuenta de que querían interrogarlo y les dijo: «Ustedes se preguntan entre sí qué significan mis palabras: “Dentro de poco, ya no me verán, y poco después, me volverán a ver”. 20 Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el mundo, en cambio, se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo.”
Contexto
Este pasaje se encuentra en el Discurso de Despedida de Jesús durante la Última Cena (Evangelio de Juan). Jesús está anunciando de manera velada su muerte inminente ("ya no me verán") y su resurrección ("me volverán a ver"), así como su ascensión al Padre. Los discípulos están llenos de confusión y no comprenden el significado de este "poco tiempo" ni de su partida. Jesús percibe su desconcierto y les adelanta la tristeza que sentirán, pero también la transformación de esa tristeza en una alegría profunda y duradera.
Tema Central
El tema central es el anuncio velado de la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Se enfoca en la transición emocional que experimentarán los discípulos: una tristeza profunda por su ausencia ("llorar y lamentar"), que contrastará con la alegría del "mundo" (aquellos que se oponen a Él), pero que finalmente se transformará en un gozo auténtico y duradero con su regreso (la resurrección).
Aplicación a nuestra actualidad
Estas palabras de Jesús nos hablan directamente a nuestras propias experiencias de "ausencia" y "presencia" de Dios, de tristeza y de gozo. En la vida, pasamos por "pocos tiempos" donde sentimos que Jesús "no está", momentos de oscuridad, prueba o pérdida, donde experimentamos lamento y tristeza. El "mundo" (aquello que se opone a los valores del Reino) puede incluso alegrarse de nuestras dificultades o parecer que triunfa. Jesús nos prepara para esto, reconociendo nuestro dolor.
Pero la promesa fundamental es la transformación: "esa tristeza se convertirá en gozo". Este no es un gozo superficial o la simple ausencia de problemas, sino una alegría profunda que nace del encuentro con el Señor resucitado, presente en nuestras vidas de una manera nueva y constante (a través de su Espíritu, la comunidad, la Palabra, los sacramentos). Es un llamado a la perseverancia en la fe, a confiar en que nuestras "noches oscuras" o momentos de confusión, como los de los discípulos, son temporales y darán paso a una alegría que nadie nos podrá quitar. Nos invita a examinar nuestras tristezas y a buscar en ellas la semilla de un gozo más profundo que proviene de la victoria de Cristo.
Preguntas para la reflexión
¿En qué momentos de mi vida he experimentado una tristeza profunda que luego, por la gracia de Dios, se ha transformado en un gozo o una paz inesperada?
Cuando me siento confundido/a o no entiendo los "tiempos" de Dios en mi vida, ¿cómo puedo cultivar la confianza en la promesa de Jesús de que el gozo finalmente llegará?
¿Cómo distingo la "alegría del mundo" (superficial, basada en circunstancias) de la "alegría" que Jesús promete, que puede coexistir incluso con el sufrimiento?
¿De qué manera la certeza de la resurrección de Jesús y su presencia constante (aunque a veces velada) me ayuda a perseverar en momentos de "llanto y lamento"?
Oración
Señor Jesús, Tú que conoces nuestras tristezas y confusiones, ayúdanos a confiar en tu palabra. En los momentos en que sentimos tu ausencia y el mundo parece alegrarse, recuérdanos tu promesa de que nuestra tristeza se convertirá en un gozo profundo y duradero. Danos la gracia de perseverar en la fe, esperando con esperanza el momento en que te "volveremos a ver" claramente y experimentaremos la plenitud de la alegría que solo Tú puedes dar. Amén.