Mateo 10,1-7
"La Elección y el Envío de los Doce: Misión a las Ovejas Perdidas de Israel"
“1 Jesús convocó a sus doce discípulos y les dio el poder de expulsar a los espíritus impuros y de sanar cualquier enfermedad o dolencia. 2 Los nombres de los doce Apóstoles son: en primer lugar, Simón, de sobrenombre Pedro, y su hermano Andrés; luego, Santiago, hijo de Zebedeo, y su hermano Juan; 3 Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano; Santiago, hijo de Alfeo, y Tadeo; 4 Simón, el Cananeo, y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó. 5 A estos Doce, Jesús los envió con las siguientes instrucciones: «No vayan a regiones paganas, ni entren en ninguna ciudad de los samaritanos. 6 Vayan, en cambio, a las ovejas perdidas del pueblo de Israel. 7 Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca.”
Contexto
Este pasaje se encuentra en el Evangelio de Mateo, inmediatamente después de que Jesús, compadecido por las multitudes que estaban como "ovejas sin pastor", exhortara a sus discípulos a rogar por más trabajadores para la cosecha (Mateo 9,36-38). Ahora, Jesús mismo toma la iniciativa y, de entre sus muchos discípulos, elige a un grupo de doce, a quienes les confiere una autoridad especial y los envía en su primera misión. Este capítulo 10 es conocido como el "Discurso de la Misión" o "Discurso Apostólico".
Tema Central
El tema central es la elección de los Doce Apóstoles, su capacitación con la autoridad de Jesús para sanar y expulsar demonios, y su envío a una misión específica e inicial: proclamar la cercanía del Reino de los Cielos a las "ovejas perdidas del pueblo de Israel".
Aplicación a nuestra actualidad
Aunque esta fue la primera misión de los Doce, con instrucciones específicas para ese momento, nos ofrece principios fundamentales sobre la vocación y la misión cristiana en todo tiempo:
La Elección y la Convocatoria de Jesús: "Jesús convocó a sus doce discípulos...". La iniciativa es siempre de Jesús. Él llama, elige. La lista de los Doce nos muestra la diversidad del grupo: pescadores como Pedro y Andrés, un publicano (recaudador de impuestos) como Mateo, un nacionalista celoso como Simón el Cananeo. Jesús llama a personas muy diferentes entre sí, con pasados y temperamentos distintos, para formar una nueva comunidad. Esto nos recuerda que en la Iglesia hay lugar para todos, y que Jesús puede unir a quienes el mundo separa.
Capacitados con el Poder de Jesús: "Les dio el poder de expulsar a los espíritus impuros y de sanar cualquier enfermedad o dolencia". Los apóstoles no son enviados con sus propias fuerzas o talentos, sino que son revestidos con la autoridad y el poder de Jesús mismo. La misión cristiana no es un proyecto meramente humano; es la obra de Dios realizada a través de nosotros con su poder. ¿Somos conscientes de que, por nuestro bautismo, también hemos sido capacitados con la gracia de Dios para ser instrumentos de su sanación y liberación en el mundo?
La Misión Comienza por "Casa": "Vayan, en cambio, a las ovejas perdidas del pueblo de Israel". Aunque la misión final será universal (cf. Mateo 28,19), Jesús les da una misión inicial enfocada en su propio pueblo. Esto nos enseña un principio de "círculos concéntricos" en la misión. A menudo, nuestro primer campo de evangelización es nuestra propia "casa": nuestra familia, nuestros amigos, nuestra comunidad local, aquellos que, aunque cercanos, pueden estar "perdidos" o alejados de Dios.
El Corazón del Mensaje: "Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca". El contenido central de la predicación es la Buena Noticia de la cercanía del Reino de Dios. No es un conjunto de reglas, sino el anuncio de que Dios está actuando, de que su señorío de amor, justicia y paz se ha acercado a nosotros en la persona de Jesucristo. Este sigue siendo el núcleo de nuestro testimonio hoy.
Este pasaje marca un momento fundamental: la formación del colegio apostólico, que es el fundamento de la Iglesia. Nos invita a reflexionar sobre nuestra propia llamada, a confiar no en nuestras fuerzas sino en el poder que Jesús nos da, a comenzar nuestra misión en nuestro entorno más cercano, y a centrar siempre nuestro anuncio en la Buena Noticia de que el Reino de Dios está cerca.
Preguntas para la reflexión
Al ver la diversidad de los Doce Apóstoles, ¿cómo me anima esto a valorar la diversidad de personas y dones dentro de la Iglesia y a trabajar por la unidad?
¿Soy consciente del "poder" y la "autoridad" que he recibido de Jesús en mi bautismo para ser un instrumento de su sanación y liberación en mi entorno? ¿Cómo lo estoy usando?
¿Quiénes son las "ovejas perdidas" de mi "pueblo de Israel" (mi familia, mis amigos, mi comunidad) a las que siento que Jesús me envía a proclamar su mensaje?
¿Qué significa para mí hoy, en mi vida cotidiana, "proclamar que el Reino de los Cielos está cerca"? ¿Cómo puedo hacerlo con mis palabras y, sobre todo, con mis acciones?
¿Me siento a veces inadecuado/a para la misión, olvidando que es Jesús quien llama, elige y capacita? ¿Cómo puedo crecer en confianza en su poder?
Oración
Señor Jesús, que convocaste a tus Doce Apóstoles y les diste poder para sanar y liberar en tu Nombre, te damos gracias por llamarnos también a nosotros a ser tus discípulos. Revístenos con la fuerza de tu Espíritu para que podamos cumplir la misión que nos confías. Ayúdanos a proclamar con nuestra vida y nuestras palabras que el Reino de los Cielos está cerca, comenzando por aquellos que has puesto en nuestro camino. Amén.