Salmo 66(65), 1-3a, 4-7a, 16, 20
"¡Aclamen a Dios, Toda la Tierra! Vengan a Ver sus Obras y Escuchen mi Testimonio"
“1 ¡Aclamen a Dios, toda la tierra! 2 ¡Canten la gloria de su Nombre, tributenle una alabanza gloriosa! 3a ¡Digan a Dios: «¡Qué admirables son tus obras!... 4 ¡Que toda la tierra se prosterne ante ti, y cante para ti, que cante a tu Nombre!» Pausa 5 ¡Vengan a ver las obras de Dios, las proezas que hizo por los hombres! 6 Él cambió el mar en tierra firme, y cruzaron el río a pie. 7a ¡Alegrémonos, entonces, en él, que gobierna eternamente con su poder!... 16 Vengan a escuchar, todos los que temen a Dios, y les contaré lo que hizo por mí... 20 ¡Bendito sea Dios, que no rechazó mi oración ni me retiró su amor!”
Contexto
El Salmo 66 es un himno de acción de gracias que tiene dos partes distintas. La primera parte (vv. 1-12) es una alabanza comunitaria, donde toda la tierra y el pueblo de Israel son invitados a aclamar a Dios por sus obras poderosas en la historia, especialmente la liberación del Éxodo (cambiar el mar en tierra firme, cruzar el río a pie). La segunda parte (vv. 13-20) es una acción de gracias más personal, donde un individuo (quizás representando al pueblo) se acerca al Templo para cumplir sus votos y dar testimonio personal de cómo Dios ha escuchado su oración y le ha mostrado su amor. Los versículos seleccionados recogen la esencia de ambas partes.
Tema Central
El tema central es una invitación universal a la alabanza gozosa a Dios, motivada por la contemplación de sus obras admirables en la historia de la salvación (las "proezas que hizo por los hombres"). Se extiende una llamada a "venir y ver" estas obras y a "venir y escuchar" el testimonio personal de la intervención salvadora de Dios en la vida del individuo. El salmo culmina con una bendición a Dios por su fidelidad en escuchar la oración y mantener su amor.
Aplicación a nuestra actualidad
Este salmo nos enseña un camino dinámico de fe que va de la alabanza comunitaria al testimonio personal, y viceversa:
Alabanza Universal y Gozosa: "¡Aclamen a Dios, toda la tierra! ¡Canten la gloria de su Nombre...!". La alabanza a Dios no es algo exclusivo de un grupo, sino una vocación de toda la humanidad. Se nos invita a una alabanza expresiva, gloriosa, que reconozca la admiración que suscitan las obras de Dios.
"Vengan y Vean": Contemplar las Obras de Dios: La invitación "¡Vengan a ver las obras de Dios!" nos llama a no quedarnos en una fe abstracta. Debemos "ver", es decir, contemplar, meditar y recordar las grandes obras de Dios en la historia de la salvación, culminadas en la muerte y resurrección de Jesucristo (el nuevo Éxodo). Esta contemplación es la que alimenta nuestra fe y nuestra alegría.
"Vengan y Escuchen": El Poder del Testimonio Personal: "Vengan a escuchar... y les contaré lo que hizo por mí". Este es un paso crucial. La fe se transmite no solo contando las grandes obras del pasado, sino también compartiendo lo que Dios ha hecho en nuestra vida personal. El testimonio personal tiene un poder único para tocar los corazones y animar la fe de los demás. ¿Estoy dispuesto/a a compartir con otros "lo que Dios ha hecho por mí"?
La Condición para Ser Escuchado: Aunque no está en los versículos seleccionados, el salmo menciona que "si yo hubiera tenido malas intenciones, el Señor no me habría escuchado" (v. 18). Esto nos recuerda que una oración sincera requiere un corazón recto.
La Certeza de la Fidelidad de Dios: "¡Bendito sea Dios, que no rechazó mi oración ni me retiró su amor!". El salmo termina con una exclamación de gratitud y confianza. A pesar de las pruebas, el salmista ha experimentado que Dios es fiel: escucha la oración y su amor (jesed) es constante. Esta certeza es el fundamento de nuestra paz y de nuestra alabanza continua.
Este salmo nos invita a un doble movimiento: mirar hacia atrás y hacia afuera para contemplar las grandes obras de Dios en la historia ("vengan y vean"), y mirar hacia adentro y compartir nuestra propia historia de salvación ("vengan y escuchen"). Ambos movimientos se alimentan mutuamente y culminan en una alabanza agradecida al Dios que siempre escucha y nunca nos retira su amor.
Preguntas para la reflexión
¿De qué manera puedo yo hoy "aclamar a Dios" y "cantar la gloria de su Nombre" de una forma más viva y testimonial?
¿Cuáles son las "obras de Dios" en la historia de la salvación o en la naturaleza que más me ayudan a "ver" su poder y su grandeza?
¿Cuál es "mi historia" de salvación? ¿Qué podría yo "contar" a otros sobre "lo que Dios ha hecho por mí" para animar su fe?
¿Soy consciente de la importancia de mantener un corazón recto para que mi oración sea escuchada, como sugiere el salmista?
¿He experimentado momentos en los que pude decir con gratitud: "¡Bendito sea Dios, que no rechazó mi oración ni me retiró su amor!"? ¿Cómo puedo recordar más a menudo esos momentos?
Oración
¡Aclamen a Dios, toda la tierra! ¡Canten la gloria de su Nombre! ¡Qué admirables son tus obras, Señor! Venimos a ver tus proezas y a alegrarnos en Ti. Venimos a escuchar lo que has hecho por nosotros, porque cuando clamamos, nos escuchaste. ¡Bendito seas, Dios nuestro, porque no rechazas nuestra oración ni nos retiras tu amor eterno! Que toda la tierra se postre ante Ti y cante a tu Nombre. Amén.