"Palabras de Vida Eterna: La Crisis y la Confesión de Pedro"
«60» Después de oírlo, muchos de sus discípulos decían: «¡Es duro este lenguaje! ¿Quién puede escucharlo?». «61» Jesús, sabiendo interiormente que sus discípulos murmuraban por esto, les dijo: «¿Esto los escandaliza? «62» ¿Qué pasará, entonces, cuando vean al Hijo del hombre subir donde estaba antes? «63» El Espíritu es el que da Vida, la carne de nada sirve. Las palabras que les dije son Espíritu y Vida. «64» Pero hay entre ustedes algunos que no creen». En efecto, Jesús sabía desde el primer momento quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar. «65» Y agregó: «Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede». «66» Desde ese momento, muchos de sus discípulos se alejaron de él y dejaron de acompañarlo. «67» Jesús preguntó entonces a los Doce: «¿También ustedes quieren irse?». «68» Simón Pedro le respondió: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna. «69» Nosotros hemos creído y sabemos que eres el Santo de Dios».»
Contexto
Este pasaje marca el final y la consecuencia inmediata del discurso del Pan de Vida, pronunciado por Jesús en Cafarnaúm. Las palabras de Jesús sobre comer su carne y beber su sangre han resultado chocantes y difíciles de aceptar ("¡Es duro este lenguaje!") no solo para la multitud, sino incluso para muchos de sus propios discípulos (seguidores en un sentido amplio). Esto provoca una crisis de fe y una división significativa entre sus seguidores.
Tema Central
El tema central es la crisis de fe provocada por las palabras exigentes de Jesús y la opción fundamental que se presenta a los discípulos: alejarse escandalizados o permanecer con Él, reconociendo que solo Él tiene palabras de Vida eterna. Jesús no suaviza su enseñanza, sino que apunta a la necesidad de una comprensión espiritual ("El Espíritu es el que da Vida") y reafirma que la fe es un don del Padre. La pregunta directa a los Doce fuerza una toma de posición, culminando en la confesión de fe de Pedro en nombre del grupo apostólico.
Aplicación a nuestra actualidad
Las palabras de Jesús siguen siendo "duras" para nosotros hoy. El Evangelio, cuando se toma en serio, nos desafía, nos saca de nuestra comodidad, nos pide una entrega que a veces parece demasiado. Como los discípulos de entonces, podemos sentirnos tentados a pensar: "Esto es demasiado difícil, ¿quién puede vivir así?". Jesús nos recuerda que no podemos entender ni vivir su mensaje solo con nuestras fuerzas humanas ("la carne de nada sirve"). Necesitamos la luz y la fuerza del Espíritu Santo. ¿Le pedimos al Espíritu que nos ayude a comprender y acoger las palabras de Jesús que nos resultan más difíciles? La reacción de muchos discípulos es alejarse. La fe implica libertad, y siempre existe la posibilidad de "dejar de acompañarlo". Jesús no obliga, pero su pregunta a los Doce resuena en nuestro corazón: "¿También tú quieres irte?". Es una invitación a examinar nuestra propia fidelidad, nuestras motivaciones, nuestra relación con Él. La respuesta de Pedro es un modelo para nosotros: "Señor, ¿a quién iremos?". A pesar de las dificultades, a pesar de no entenderlo todo, Pedro reconoce que fuera de Jesús no hay verdadera Vida, no hay esperanza duradera. ¿Tengo yo esa convicción profunda? ¿Reconozco que, a pesar de todo, solo Jesús tiene las palabras que dan sentido y plenitud a mi existencia? Aferrarnos a Él, como Pedro, aun en medio de la confusión, es la clave para perseverar.
Preguntas para la reflexión
¿Qué enseñanzas o exigencias del Evangelio me resultan hoy especialmente "duras" o difíciles de aceptar o vivir? ¿Qué hago con esa dificultad?
¿He sentido alguna vez la tentación de "alejarme" de Jesús o de su Iglesia porque me parecía demasiado exigente o incomprensible? ¿Qué me hizo (o me haría) permanecer?
¿Cómo puedo pedir y acoger más conscientemente la ayuda del Espíritu Santo para comprender y vivir las palabras de Jesús que son "Espíritu y Vida"?
Si Jesús me preguntara hoy: "¿También tú quieres irte?", ¿cuál sería mi respuesta sincera desde el corazón? ¿Por qué me quedaría con Él?
¿Qué significa para mí hoy, como para Pedro, que Jesús es "el Santo de Dios" y tiene "palabras de Vida eterna"?
Oración
Señor Jesús, tus palabras son a veces duras para mi entendimiento y mi debilidad. Cuando me sienta tentado/a a alejarme porque tu camino me parece difícil, recuérdame la pregunta que hiciste a tus apóstoles. Que, como Pedro, pueda reconocerte como el único que tiene palabras de Vida eterna. Dame tu Espíritu Santo para comprender y acoger tu mensaje, y la gracia de permanecer siempre contigo, sabiendo que solo en Ti encuentro la verdadera Vida y la santidad. Amén.