Éxodo 25, 8-9; 40, 16-21, 34-38
"La Morada de Dios entre su Pueblo: Construcción y Gloria"
“25,8 Ellos me harán un Santuario, y yo habitaré en medio de ellos. 9 Ustedes lo harán exactamente según el modelo de la Morada y de su respectivo mobiliario que yo te voy a mostrar...
40,16 Moisés hizo exactamente todo lo que el Señor le había ordenado. 17 El primer día del primer mes del segundo año fue erigida la Morada. 18 Moisés erigió la Morada: puso sus bases, levantó sus bastidores, fijó sus travesaños y erigió sus postes. 19 Después desplegó la carpa por encima de la Morada y le puso la cubierta por encima, como el Señor se lo había ordenado. 20 Luego tomó el Testimonio, lo puso dentro del Arca, colocó los travesaños en el Arca y puso la tapa sobre ella. 21 Llevó el Arca a la Morada, suspendió el velo de separación y ocultó así el Arca del Testimonio, como el Señor se lo había ordenado... 34 Entonces la nube cubrió la Carpa del Encuentro, y la gloria del Señor llenó la Morada. 35 Moisés no podía entrar en la Carpa del Encuentro, porque la nube se había posado sobre ella y la gloria del Señor llenaba la Morada. 36 En todas las etapas, cuando la nube se elevaba por encima de la Morada, los israelitas levantaban el campamento. 37 Pero si la nube no se elevaba, ellos no partían, hasta que volvía a elevarse. 38 Porque la nube del Señor estaba sobre la Morada durante el día, y de noche había un fuego a la vista de toda la casa de Israel, en todas las etapas de su marcha.”
Contexto
Este pasaje del libro del Éxodo abarca dos momentos clave relacionados con el Santuario (o Tabernáculo). La primera parte (cap. 25) contiene las instrucciones que Dios da a Moisés en el Monte Sinaí sobre la construcción de la Morada, un santuario portátil que acompañará a Israel en su peregrinaje por el desierto. La segunda parte (cap. 40) describe el cumplimiento de estas instrucciones y la consagración final del Santuario, culminando con la manifestación visible de la gloria de Dios que llena la Morada. Este evento marca el cumplimiento del deseo de Dios de "habitar en medio de ellos".
Tema Central
El tema central es la realización del deseo de Dios de habitar en medio de su pueblo. Esto se logra a través de la construcción de un Santuario, hecho en obediencia estricta al modelo revelado por Dios. La culminación es la teofanía de la "gloria del Señor", manifestada en la nube y el fuego, que toma posesión de la Morada, indicando la aceptación divina de la obra y el comienzo de su presencia continua y visible como guía del pueblo en su peregrinaje.
Aplicación a nuestra actualidad (especialmente desde la perspectiva cristiana)
La construcción y la consagración del Tabernáculo en el desierto es una profunda prefiguración de realidades de la Nueva Alianza:
El Deseo de Dios de Habitar entre Nosotros: "Ellos me harán un Santuario, y yo habitaré en medio de ellos". Este es el anhelo fundamental de Dios: no ser un Dios lejano y trascendente, sino un Dios cercano, que "acampa" con su pueblo. Para los cristianos, este deseo encuentra su cumplimiento definitivo en la Encarnación: Jesucristo, el Emanuel, es el verdadero "Santuario" donde la plenitud de la gloria de Dios habita entre nosotros (cf. Juan 1,14: "Y la Palabra se hizo carne y habitó -literalmente, 'puso su tienda/tabernáculo'- entre nosotros").
Obediencia al Modelo Divino: Se repite insistentemente que Moisés hizo todo "como el Señor se lo había ordenado". La construcción de la morada de Dios no se deja a la creatividad o el capricho humano, sino que sigue un plan divino. Esto nos enseña que, para construir una comunidad o una vida personal que sea una verdadera "morada de Dios", debemos ser fieles a la "revelación divina", a la Palabra y a las enseñanzas que Cristo nos ha dejado a través de su Iglesia.
La Gloria de Dios que Llena el Santuario: "La gloria del Señor llenó la Morada". La presencia de Dios es tan abrumadora que ni siquiera Moisés podía entrar. Esta "gloria" (kabod en hebreo) es la manifestación visible de la santidad y el poder de Dios. En la Nueva Alianza, el Espíritu Santo es la "gloria" de Dios que llena su nuevo Templo, que es la Iglesia (Efesios 2,21-22) y el corazón de cada creyente (1 Corintios 6,19). Estamos llamados a ser templos vivos, llenos de la gloria de Dios.
La Nube y el Fuego: Guía en el Peregrinaje: La nube durante el día y el fuego durante la noche no son solo signos de la presencia de Dios, sino también guías prácticas para el camino del pueblo. Cuando la nube se movía, ellos se movían; cuando se detenía, se detenían. Es un símbolo de la necesidad de discernir y seguir la guía de Dios en nuestra propia peregrinación de fe. Debemos estar atentos a las "nubes" y los "fuegos" (las inspiraciones del Espíritu, los signos de los tiempos, los acontecimientos) que Dios nos da para indicarnos el camino.
Cristo, el Arca y el Testimonio: El objeto más sagrado, el Arca del Testimonio (que contenía las tablas de la Ley, la Palabra de Dios), estaba oculto por el velo. Cristo es la Palabra viva de Dios, y en Él se encuentra el "Testimonio" perfecto. El velo del Templo se rasgó en su muerte (Mateo 27,51), indicando que el acceso a la presencia de Dios ya está abierto para todos a través de Él.
Este pasaje nos invita a maravillarnos ante la condescendencia de un Dios que desea habitar con nosotros. Nos llama a construir nuestras vidas y nuestras comunidades en obediencia a su Palabra para ser templos vivos de su Espíritu. Y nos anima a seguir con docilidad su guía (la "nube" y el "fuego") en nuestro peregrinaje diario hacia la Tierra Prometida del cielo.
Preguntas para la reflexión
¿Soy consciente de que, por la Encarnación de Jesús y el don del Espíritu Santo, Dios "habita en medio de nosotros" y en mi propio corazón de una manera real? ¿Cómo vivo esta verdad?
¿Busco yo construir mi vida de fe "exactamente según el modelo" que Dios me ha revelado en Cristo y en su Evangelio, o tiendo a construir según mis propias ideas?
¿De qué manera puedo yo hoy "dejar que la gloria del Señor llene mi morada" (mi vida, mi familia, mi comunidad), permitiendo que su Espíritu Santo tome posesión y me transforme?
¿Cuáles son la "nube" y el "fuego" en mi vida hoy? ¿Cómo estoy discerniendo la guía de Dios para saber cuándo debo "marchar" y cuándo debo "detenerme" en mi peregrinaje de fe?
Si mi cuerpo es "templo del Espíritu Santo", ¿cómo me desafía esto a vivir con mayor santidad y reverencia?
Oración
Señor, Dios nuestro, que en tu inmenso amor quisiste habitar en medio de tu pueblo peregrino, te damos gracias porque en Jesucristo has puesto tu morada definitiva entre nosotros. Ayúdanos a construir nuestras vidas sobre el fundamento de tu Palabra, para que seamos un santuario santo donde tu Espíritu pueda habitar. Guíanos, Señor, con la nube de tu presencia durante el día y el fuego de tu amor durante la noche, hasta que lleguemos a la morada eterna de tu Reino. Amén.