Salmo 81(80), 3-6b, 10-11b
"Escucha, Pueblo Mío: Abre tu Boca y Yo la Llenaré"
“3 ¡Toquen la trompeta en la luna nueva, en la luna llena, que es nuestra fiesta! 4 Porque esta es una ley para Israel, una sentencia del Dios de Jacob; 5 un testimonio que él impuso a José cuando salió de la tierra de Egipto. ¡Oigo un lenguaje desconocido!... 6b «Yo quité la carga de sus espaldas, sus manos dejaron la espuerta»... 10 No tengas ningún dios extraño ni te postres ante un dios extranjero: 11a yo soy el Señor, tu Dios, el que te hizo subir de la tierra de Egipto. 11b ¡Abre tu boca y yo la llenaré!».”
Contexto
El Salmo 81 es un salmo litúrgico, probablemente utilizado en una de las grandes fiestas de Israel, como la Fiesta de las Choza (Tabernáculos). Comienza con una invitación gozosa a la celebración, con música y aclamaciones, para conmemorar la liberación de Egipto. Luego, el salmo cambia de tono y se convierte en un oráculo profético en el que Dios mismo toma la palabra para dirigirse a su pueblo. Dios les recuerda su acción liberadora del pasado y les hace un reproche por su infidelidad y su tendencia a la idolatría, culminando con una invitación apremiante a la escucha, la obediencia y la confianza en su providencia.
Tema Central
El tema central de los versículos seleccionados es una exhortación a la celebración y a la escucha de la voz de Dios. Se recuerda el acto fundacional de la liberación de la esclavitud de Egipto ("Yo quité la carga de sus espaldas"). A partir de esta memoria, Dios exige una lealtad exclusiva ("No tengas ningún dios extraño") y hace una promesa llena de generosidad y poder: "¡Abre tu boca y yo la llenaré!", invitando a una confianza total en su providencia.
Aplicación a nuestra actualidad
Este salmo, con su mezcla de celebración, recuerdo y exhortación divina, nos habla directamente a nuestra vida de fe:
Celebrar la Liberación: "¡Toquen la trompeta... que es nuestra fiesta!". La fe no es solo una cuestión de doctrina o moral, sino también de celebración gozosa. Estamos llamados a celebrar con alegría las "fiestas" que nos recuerdan nuestra liberación en Cristo. Nuestras liturgias deben ser momentos de verdadera fiesta y aclamación.
Recordar Quién Nos Liberó: "Yo quité la carga de sus espaldas... el que te hizo subir de la tierra de Egipto". Es fundamental recordar constantemente de qué "esclavitudes" nos ha liberado Dios (del pecado, de miedos, de adicciones, de la desesperanza). Esta memoria agradecida es la que da fundamento a nuestra fidelidad y a nuestra confianza.
El Mandato de la Lealtad Exclusiva: "No tengas ningún dios extraño ni te postres ante un dios extranjero". Esta es la esencia de la Alianza. Dios, que nos ha liberado, nos pide una lealtad total. Hoy, los "dioses extraños" pueden ser el dinero, el poder, el éxito, el placer, la ideología. Es un llamado a examinar nuestro corazón y a derribar los ídolos que compiten con el único Dios verdadero.
La Invitación a la Confianza Radical: "¡Abre tu boca y yo la llenaré!". Esta es una de las promesas más hermosas y poderosas de la Escritura. Es la imagen de un pajarillo que abre su pico con total confianza, esperando que su madre lo alimente. Dios nos invita a esta misma confianza filial y total. "Abrir la boca" significa presentarle nuestras necesidades, nuestros anhelos, nuestros vacíos, con la certeza de que Él tiene el poder y el deseo de "llenarlos", de colmarnos con su gracia, su providencia y su vida. Nos invita a desear en grande, porque Él es un Dios que da en grande.
Escuchar un "Lenguaje Desconocido": La frase "¡Oigo un lenguaje desconocido!" puede interpretarse como el asombro del salmista al escuchar la voz misma de Dios en medio de la liturgia. Es una invitación a estar atentos, porque en nuestra oración y en nuestras celebraciones, Dios mismo puede hablarnos de una manera nueva e inesperada.
Este salmo es un llamado a vivir una fe que celebra, que recuerda, que es fiel y, sobre todo, que confía. Nos desafía a abandonar nuestros falsos dioses y a abrirnos con una confianza de niño a la providencia abundante de nuestro Dios liberador, que anhela llenar todos nuestros vacíos.
Preguntas para la reflexión
¿Cómo vivo yo las "fiestas" y celebraciones litúrgicas? ¿Son momentos de verdadera alegría y celebración de la liberación de Dios, o simples rutinas?
¿De qué "cargas" o "esclavitudes" me ha liberado el Señor a lo largo de mi vida? ¿Recuerdo estos actos liberadores para fortalecer mi fe?
¿Cuáles son los "dioses extraños" o los "ídolos" ante los que me siento más tentado/a a postrarme en mi vida actual?
¿Qué significa para mí hoy "abrir mi boca" a Dios? ¿Le presento con confianza mis necesidades y anhelos más profundos, esperando que Él los "llene"?
¿Estoy atento/a en mi oración para "escuchar un lenguaje desconocido", es decir, la voz de Dios que puede hablarme de una manera nueva y sorprendente?
Oración
Señor, nuestro Dios, que nos hiciste subir de la tierra de nuestra esclavitud y quitaste la carga de nuestras espaldas. Te alabamos y celebramos con alegría tu poder liberador. Líbranos de todo dios extraño y de toda idolatría, para que te seamos fieles solo a Ti. Ayúdanos a abrir nuestra boca con total confianza, presentando nuestros vacíos y anhelos, seguros de que Tú, en tu infinita generosidad, nos llenarás con tu gracia y tu vida. Amén.