Salmo 99(98), 5-7, 9
"Exalten al Señor: Santo, Santo, Santo es el Dios que Escucha y Perdona"
“5 Exalten al Señor, nuestro Dios, y póstrense ante el estrado de sus pies, porque él es santo. 6 Moisés y Aarón, entre sus sacerdotes, y Samuel, entre los que invocaban su Nombre, clamaban al Señor, y él les respondía. 7 Les hablaba desde la columna de nube, y ellos observaban sus preceptos y el decreto que les había dado... 9 Exalten al Señor, nuestro Dios, y póstrense ante su santa Montaña, porque el Señor, nuestro Dios, es santo.”
Contexto
El Salmo 99 es el último de la serie de "salmos de entronización del Señor" o "salmos reales" (Salmos 93, 95-99). Celebra la soberanía y, de manera muy especial, la santidad de Dios. El salmo está estructurado en torno a un estribillo repetido tres veces: "¡Él es santo!" (vv. 3, 5) y "¡el Señor, nuestro Dios, es santo!" (v. 9). Los versículos seleccionados corresponden a la segunda y tercera estrofa del salmo, donde se invita a la exaltación y adoración, recordando la relación de Dios con los grandes mediadores de la historia de Israel (Moisés, Aarón, Samuel) y culminando con una aclamación final a su santidad.
Tema Central
El tema central es la exaltación de la santidad de Dios. Se invita al pueblo a adorar al Señor ("exalten... póstrense") reconociendo su santidad. Esta santidad no significa que Dios sea un ser distante e inaccesible. Al contrario, el salmo recuerda que este Dios santo es el mismo que escuchaba y respondía al clamor de sus siervos (Moisés, Aarón, Samuel) y les hablaba, revelándoles su voluntad. La santidad de Dios, por tanto, se manifiesta tanto en su trascendencia como en su cercanía histórica y su disposición al diálogo.
Aplicación a nuestra actualidad
Este salmo nos invita a una adoración profunda y a una comprensión equilibrada de la santidad de Dios:
La Adoración como Exaltación y Postración: "Exalten al Señor... y póstrense...". La verdadera adoración tiene dos movimientos complementarios. "Exaltar" es levantar a Dios, reconocer su grandeza, su soberanía. "Postrarse" es un acto de humildad, de reconocer nuestra pequeñez ante su majestad. Ambos son esenciales.
La Santidad de Dios: El estribillo "porque él es santo" es el corazón del salmo. La santidad de Dios significa que Él es absolutamente "otro", trascendente, puro, infinitamente por encima de nuestra realidad pecadora. Acercarnos a Dios requiere reverencia y un profundo respeto por su misterio.
El Dios Santo es un Dios que Dialoga y Responde: "Moisés y Aarón... Samuel... clamaban al Señor, y él les respondía. Les hablaba desde la columna de nube...". Es crucial que el salmo una la santidad de Dios con su cercanía. No es un Dios mudo o lejano. Es un Dios que entra en diálogo con la humanidad a través de sus mediadores, que escucha la oración y responde. También nosotros estamos invitados a clamar a este Dios santo con la confianza de que Él nos escucha.
La Santidad de Dios Pide una Respuesta de Obediencia: "...y ellos observaban sus preceptos y el decreto que les había dado". La respuesta adecuada al Dios santo que nos habla no es solo la admiración, sino la obediencia. Su Palabra nos guía y nos muestra el camino para vivir en comunión con Él.
Adorar en la "Santa Montaña": "Póstrense ante su santa Montaña". La Montaña (Sión, el Templo) era el lugar de la presencia de Dios. Para los cristianos, la verdadera "santa Montaña" es Jesucristo mismo, el lugar del encuentro definitivo con Dios. Y la Iglesia, reunida en su nombre, es el espacio donde nos postramos para adorar.
Este salmo nos llama a recuperar un sentido profundo de la santidad de Dios en nuestra oración y en nuestra vida. Nos invita a una adoración que sea a la vez reverente y confiada, reconociendo su majestad trascendente pero también su cercanía misericordiosa que escucha, responde y nos habla. Es un llamado a vivir en la presencia del "Santo, Santo, Santo", el Señor, nuestro Dios.
Preguntas para la reflexión
¿Cómo se manifiestan en mi oración los dos movimientos de "exaltar" al Señor y "postrarme" ante Él? ¿Guardo un equilibrio entre la confianza y la reverencia?
¿Qué significa para mí que Dios es "santo"? ¿Me inspira temor reverencial, me aleja, o me atrae a buscar una mayor pureza en mi vida?
¿Confío en que el mismo Dios santo y majestuoso "escucha y responde" a mi clamor, como lo hizo con Moisés, Aarón y Samuel?
Si la respuesta a la santidad de Dios es la obediencia a sus preceptos, ¿cómo estoy yo hoy "observando" lo que Él me ha revelado en su Palabra?
¿De qué manera puedo yo ayudar a mi comunidad a crecer en la adoración al Dios santo, fomentando un ambiente de mayor reverencia y, a la vez, de confianza filial?
Oración
Exaltamos al Señor, nuestro Dios, y nos postramos ante su presencia, porque Él es santo. Como Moisés, Aarón y Samuel, también nosotros te clamamos, confiando en que Tú nos respondes. Háblanos, Señor, desde la nube de tu misterio, y danos la gracia de observar tus preceptos. Te adoramos en tu santa Montaña, porque Tú, Señor, nuestro Dios, eres tres veces santo. Amén.