Sabiduría 18, 6-9 (Nota: he ajustado la referencia al v.6, ya que el v.5 contextualiza pero la acción principal comienza en el 6).
"La Noche de la Liberación: La Fe de los Santos en la Promesa de Dios"
“6 Aquella noche fue dada a conocer de antemano a nuestros padres, para que tuvieran ánimo, al conocer con certeza las promesas en las que habían creído. 7 Tu pueblo esperaba, a la vez, la salvación de los justos y la perdición de sus enemigos. 8 Porque con el mismo castigo que heriste a nuestros adversarios, nos cubriste de gloria, llamándonos a ti. 9 Por eso, los santos hijos de los buenos ofrecían sacrificios en secreto y establecieron de común acuerdo esta ley divina: que los santos compartirían por igual los mismos bienes y los mismos peligros; y ya entonces entonaron los cantos de los padres.”
Contexto
El libro de la Sabiduría es uno de los libros deuterocanónicos del Antiguo Testamento, escrito en griego probablemente en Alejandría (Egipto) en el siglo I a.C. El autor se dirige a sus compatriotas judíos que viven en un ambiente helenístico, para fortalecer su fe y su confianza en la sabiduría de Dios, que guía la historia. Este capítulo 18 forma parte de una larga sección (capítulos 10-19) donde el autor contrasta el destino de los israelitas (los justos) con el de los egipcios (los impíos) durante los acontecimientos del Éxodo. El pasaje seleccionado se centra en la noche de la Pascua, la noche de la décima plaga.
Tema Central
El tema central es la relectura sapiencial de la noche de la Pascua, destacando la fe y la esperanza del pueblo de Israel ("nuestros padres", "los santos hijos de los buenos"). Sabían de antemano lo que iba a suceder porque confiaban en las promesas de Dios. Esta noche fue a la vez de salvación para ellos y de juicio para sus enemigos. En secreto y en comunión, celebraron el sacrificio, se comprometieron a una solidaridad total ("compartirían... los mismos bienes y los mismos peligros") y entonaron los cantos de alabanza, anticipando la liberación.
Aplicación a nuestra actualidad
Este pasaje, que mira con los ojos de la fe la noche del Éxodo, nos ofrece una profunda meditación sobre cómo vivir en la "noche" de nuestra propia historia, esperando la intervención de Dios:
La Fe que se Apoya en las Promesas: "Para que tuvieran ánimo, al conocer con certeza las promesas en las que habían creído". La fe no es un salto al vacío, sino que se apoya en las promesas fieles de Dios. En nuestros propios momentos de oscuridad o de prueba, estamos llamados a volver a las promesas de Dios (contenidas en la Escritura) para encontrar "ánimo" y "certeza".
Esperanza en la Salvación y en la Justicia: "Tu pueblo esperaba, a la vez, la salvación de los justos y la perdición de sus enemigos". La esperanza cristiana también tiene esta doble dimensión: anhelamos nuestra salvación y la de todos los que buscan a Dios, y confiamos en que, al final, la justicia de Dios triunfará sobre el mal y la opresión.
Celebrar en Secreto y en Fe: "Los santos hijos de los buenos ofrecían sacrificios en secreto...". En medio de un ambiente hostil (Egipto), los israelitas celebraron la Pascua en la intimidad de sus hogares. Esto nos recuerda que nuestra fe a menudo se vive y se nutre en la "secrecía" de la oración personal y familiar, y que esta fidelidad en lo oculto es la que nos prepara para la liberación pública.
Solidaridad en los Bienes y en los Peligros: "Establecieron... esta ley divina: que los santos compartirían por igual los mismos bienes y los mismos peligros". La experiencia de la salvación de Dios crea una comunidad solidaria. La fe auténtica nos lleva a compartirlo todo con nuestros hermanos, tanto las bendiciones como las dificultades. Es un modelo de lo que debe ser la Iglesia: una comunidad donde nadie pasa necesidad y donde nos sostenemos mutuamente en las pruebas.
Cantar Antes de la Victoria: "...y ya entonces entonaron los cantos de los padres". Ellos cantaban los cantos de alabanza antes de haber salido de Egipto, basándose únicamente en la promesa de Dios. Esto es un acto de fe sublime. Nos invita a alabar a Dios no solo por las victorias ya obtenidas, sino también en anticipación de las liberaciones que Él ha prometido y que, por la fe, ya consideramos nuestras.
Este pasaje es una llamada a vivir como un pueblo de fe y esperanza en medio de las "noches" del mundo. Nos anima a aferrarnos a las promesas de Dios, a celebrar nuestra fe en comunidad, a vivir una solidaridad radical con nuestros hermanos, y a entonar cantos de alabanza, anticipando con alegría la salvación que el Señor tiene preparada para nosotros.
Preguntas para la reflexión
¿Cuáles son las "promesas" de Dios en las que necesito apoyarme hoy para tener "ánimo" en medio de mi situación actual?
¿Vivo mi fe con un sentido de "solidaridad" con mis hermanos, dispuesto/a a compartir tanto los "bienes" como los "peligros"?
¿De qué manera puedo yo hoy "ofrecer sacrificios en secreto", es decir, vivir mi fe con fidelidad en lo oculto de mi vida, sin buscar el aplauso?
¿Soy capaz de "entonar cantos de alabanza" en anticipación de la victoria de Dios, incluso cuando todavía estoy en medio de la "noche" de la prueba?
¿Cómo me ayuda la relectura de la noche de Pascua a prepararme y a vivir con más profundidad la Vigilia Pascual cristiana, la celebración de nuestra propia liberación?
Oración
Señor, Dios de nuestros padres, que en la noche de la prueba diste a conocer de antemano tus promesas para animar la fe de tu pueblo. Danos también a nosotros la gracia de confiar en tu palabra y de esperar con certeza tu salvación. Que vivamos en solidaridad con nuestros hermanos, compartiendo los bienes y los peligros, y que sepamos entonar cantos de alabanza, incluso en la oscuridad, anticipando la victoria que Tú nos has prometido en Jesucristo, nuestra Pascua y nuestra esperanza. Amén.