Salmo 33(32), 1, 12, 18-20, 22
"Aclamen, Justos, al Señor: La Esperanza en su Mirada Misericordiosa"
“1 ¡Aclamen, justos, al Señor! ¡Qué bien le sienta a los buenos la alabanza!... 12 ¡Feliz la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que él se eligió como herencia!... 18 Pero los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles, sobre los que esperan en su misericordia, 19 para librar sus vidas de la muerte y sustentarlos en el tiempo de indigencia. 20 Nuestra alma espera en el Señor, él es nuestra ayuda y nuestro escudo... 22 ¡Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti!”
Contexto
El Salmo 33 es un himno de alabanza que celebra el poder, la fidelidad y la providencia de Dios. Comienza con una invitación a los "justos" y a los "buenos" a alabar al Señor, porque la alabanza es la respuesta adecuada de un corazón recto. El salmo recorre diversas razones para esta alabanza: la rectitud de la palabra de Dios, su poder creador, su soberanía sobre las naciones y, de manera especial (como se destaca en los versículos seleccionados), su cuidado amoroso y protector sobre el pueblo que ha elegido y sobre todos los que confían en Él.
Tema Central
El tema central de estos versículos es la alegría y la seguridad que brotan de la relación de alianza con Dios. Se proclama la felicidad del pueblo elegido por el Señor y se describe la mirada atenta y providente de Dios, que protege a sus fieles de los peligros y los sostiene en la necesidad. La respuesta del pueblo es una espera confiada en el Señor como su ayuda y escudo, culminando en una súplica para que la misericordia de Dios responda a la magnitud de su esperanza.
Aplicación a nuestra actualidad
Este salmo nos ofrece un fundamento sólido para nuestra vida de fe y nuestra oración:
La Alabanza, Vocación de los Justos: "¡Aclamen, justos, al Señor! ¡Qué bien le sienta a los buenos la alabanza!". La alabanza no es solo una actividad entre otras, sino la expresión natural de un corazón que está en sintonía con Dios. Nos recuerda que una vida recta y la alabanza se alimentan mutuamente. La alegría de la alabanza es un signo de salud espiritual.
La Verdadera Felicidad Colectiva: "¡Feliz la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que él se eligió como herencia!". La felicidad y el bienestar de una comunidad (familia, iglesia, sociedad) dependen fundamentalmente de su relación con Dios. Cuando una comunidad reconoce a Dios como su Señor y vive según sus valores, encuentra su verdadera identidad y prosperidad. Para nosotros, como Iglesia, esta es nuestra mayor felicidad: ser el pueblo que Él se eligió en Cristo.
La Mirada Protectora de Dios: "Pero los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles, sobre los que esperan en su misericordia...". Esta es una imagen de inmenso consuelo. No somos anónimos para Dios; su mirada está "fija" sobre nosotros con atención y amor. Esta mirada no es para controlar, sino para proteger ("librar de la muerte") y proveer ("sustentarlos en el tiempo de indigencia"). ¿Vivo yo con la conciencia de esta mirada amorosa de Dios sobre mí?
La Esperanza Activa del Alma: "Nuestra alma espera en el Señor, él es nuestra ayuda y nuestro escudo". La espera cristiana no es pasiva ni resignada. Es una actitud del "alma", de todo nuestro ser, que se apoya activamente en el Señor, reconociéndolo como la fuente de nuestro auxilio ("ayuda") y nuestra defensa ("escudo"). Es una decisión consciente de confiar en Él.
La Oración que Nace de la Esperanza: "¡Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti!". Esta hermosa súplica une nuestra esperanza con la misericordia de Dios. Es como decir: "Señor, la esperanza que tenemos en Ti es inmensa; te pedimos que tu respuesta de amor sea igual de grande". Es una oración que brota de una profunda confianza en la bondad de Dios.
Este salmo nos invita a vivir como "justos" cuya vida es una alabanza, a encontrar nuestra felicidad en ser el pueblo de Dios, a descansar seguros bajo su mirada protectora, a esperar en Él con toda nuestra alma y a pedir con confianza que su misericordia inunde nuestras vidas.
Preguntas para la reflexión
¿Siento que la alabanza "me sienta bien", que es una expresión natural de mi fe? ¿Cómo puedo cultivarla más?
¿De qué manera puedo yo contribuir a que mi "nación" (mi familia, mi comunidad, mi país) sea más "feliz" al reconocer más a Dios como su Señor?
¿En qué situaciones de mi vida necesito recordar con más fuerza que los "ojos del Señor están fijos sobre mí" para librarme y sustentarme?
¿Qué significa para mí hoy "esperar en el Señor" con toda mi alma? ¿En qué o en quién más tiendo a poner mi esperanza?
¿Cuál es la medida de mi esperanza en Dios? ¿Me atrevo a pedirle que su misericordia venga sobre mí con la misma grandeza con que espero en Él?
Oración
Aclamen, justos, al Señor, porque la alabanza es propia de los buenos. ¡Felices somos, Señor, porque Tú eres nuestro Dios y nos has elegido como herencia! Fija tus ojos sobre nosotros, que esperamos en tu misericordia; líbranos de la muerte y susténtanos en la indigencia. Nuestra alma espera en Ti, porque eres nuestra ayuda y nuestro escudo. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, tan grande como es la esperanza que hemos puesto en Ti. Amén.