Romanos 5, 12, 15b, 17-19, 20b-21 (He completado el pasaje con los versículos que desarrollan la comparación para una mejor comprensión).
"Adán y Cristo: Donde Abundó el Pecado, Sobreabundó la Gracia"
“12 Por lo tanto, por un solo hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, porque todos pecaron... 15b En efecto, si por la falta de uno solo murieron todos, ¡cuánto más la gracia de Dios, que es un don gratuito, se ha derramado sobre todos por medio de un solo hombre, Jesucristo!... 17 Porque si por la falta de un solo hombre, la muerte reinó por medio de él, ¡con cuánta más razón los que reciben la abundancia de la gracia y el don de la justicia, reinarán en la vida por medio de un solo hombre, Jesucristo! 18 Por consiguiente, así como la falta de uno solo trajo la condenación a todos los hombres, así también la obra de justicia de uno solo procura a todos una justificación que da la Vida. 19 Y de la misma manera que por la desobediencia de un solo hombre, todos se convirtieron en pecadores, también por la obediencia de uno solo, todos se convertirán en justos... 20b Pero donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia. 21 Para que así como el pecado reinó por la muerte, también la gracia reine por la justicia, para la Vida eterna, por Jesucristo, nuestro Señor.”
Contexto
Este pasaje de la Carta a los Romanos es una de las reflexiones teológicas más densas y fundamentales de San Pablo. Se encuentra justo después de que Pablo ha explicado que hemos sido reconciliados con Dios por la muerte de Cristo. Ahora, para explicar la universalidad tanto del pecado como de la salvación, Pablo establece un grandioso paralelo histórico y teológico entre dos figuras representativas de la humanidad: Adán y Cristo.
Tema Central
El tema central es el paralelismo y, a la vez, el contraste asimétrico entre Adán y Cristo. Por la desobediencia de un solo hombre, Adán, entraron en el mundo el pecado, la condenación y la muerte, afectando a toda la humanidad. De manera paralela, por la obediencia de un solo hombre, Jesucristo, entran en el mundo la gracia, la justificación y la vida, disponibles para todos. Sin embargo, Pablo subraya que el don de la gracia en Cristo es inmensamente superior y más poderoso que el efecto del pecado de Adán: "donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia".
Aplicación a nuestra actualidad
La teología de Pablo sobre Adán y Cristo nos da una clave para entender nuestra condición humana y el poder de la salvación:
La Realidad de la Solidaridad en el Pecado: "Por un solo hombre entró el pecado en el mundo... todos pecaron". Pablo nos enseña que el pecado no es solo una suma de actos individuales. Nacemos en una humanidad herida, inclinada al mal, en solidaridad con el "viejo Adán". Reconocer esta realidad (lo que la tradición llama "pecado original") no es para culpar a Adán, sino para tomar conciencia de nuestra profunda necesidad de un salvador. No podemos salvarnos a nosotros mismos.
La Realidad de la Solidaridad en la Gracia: De la misma manera que estamos unidos a Adán en el pecado, por la fe y el bautismo estamos unidos a Cristo en la gracia. Él es la cabeza de una nueva humanidad. Nuestra salvación es posible por nuestra solidaridad con Él.
La Gracia es Infinitamente Más Poderosa: Pablo insiste en la desproporción: "¡cuánto más...!". La gracia de Dios no es una simple "reparación" del daño del pecado. Es una "sobreabundancia", un desbordamiento del amor divino que es infinitamente más poderoso que cualquier mal. Aunque el pecado sea grande, la gracia de Dios siempre es mayor. Esta es la fuente de nuestra esperanza más radical.
Del Reinado de la Muerte al Reinado de la Vida: Pablo personifica al pecado y a la muerte como "reyes" que tiranizan a la humanidad. Pero la obediencia de Cristo inaugura un nuevo reinado: el "reinado de la gracia por la justicia" que conduce a la "Vida eterna". En nuestra vida, estamos constantemente eligiendo bajo qué "rey" queremos vivir: ¿bajo la tiranía del pecado que lleva a la muerte, o bajo el reinado liberador de la gracia de Cristo que lleva a la vida?
Obediencia vs. Desobediencia: La historia humana se resume en este drama. La desobediencia de Adán nos hizo pecadores. La obediencia de Cristo ("hasta la muerte, y muerte de cruz") nos hace justos. Nuestra propia vida es un camino de aprender a vivir en la obediencia amorosa a Dios, a imagen de Cristo, revirtiendo la desobediencia de Adán.
Este pasaje es una proclamación de la victoria de la gracia sobre el pecado. Nos libera del pesimismo, asegurándonos que, por muy grande que sea la oscuridad del pecado en el mundo o en nuestra propia vida, la luz de la gracia que brilla en Cristo es siempre "sobreabundante". Es una invitación a elegir vivir en la solidaridad de la nueva humanidad de Cristo, bajo el reinado de su gracia que nos conduce a la Vida eterna.
Preguntas para la reflexión
¿Soy consciente de mi propia inclinación al mal, de mi solidaridad con el "viejo Adán", y de mi necesidad radical de la salvación que solo Cristo puede dar?
¿Creo realmente que la gracia de Dios en mi vida es "sobreabundante", más poderosa que mis pecados más arraigados y mis debilidades?
¿Bajo qué "reinado" siento que estoy viviendo más a menudo: bajo el del pecado y la muerte (el miedo, la culpa, el egoísmo), o bajo el de la gracia y la vida (la libertad, el perdón, el amor)?
¿De qué manera la "obediencia" de Cristo hasta la cruz me inspira a vivir mi propia vida en una mayor obediencia a la voluntad del Padre?
¿Cómo puedo yo hoy ser un testigo de esta "gracia sobreabundante", mostrando al mundo que el poder del amor de Cristo es más grande que el poder del mal?
Oración
Señor Jesucristo, nuevo Adán, te damos gracias porque por tu obediencia has revertido la desobediencia que trajo el pecado y la muerte al mundo. Reconocemos nuestra debilidad y nuestra inclinación al mal, pero confiamos en tu gracia que sobreabunda allí donde abundó nuestro pecado. Que por la fe, vivamos unidos a Ti, bajo el reinado de tu gracia, para que, hechos justos por tu obediencia, alcancemos la Vida eterna. Amén.