Lucas 9, 1-6
"La Misión de los Doce: Poder, Desprendimiento y Anuncio del Reino"
“1 Jesús convocó a los Doce y les dio poder y autoridad sobre todos los demonios y para curar enfermedades. 2 Y los envió a proclamar el Reino de Dios y a sanar. 3 Les dijo: «No lleven nada para el camino, ni bastón, ni alforja, ni pan, ni dinero, ni tampoco dos túnicas. 4 Permanezcan en la casa donde se alojen, hasta el momento de partir. 5 Si no los reciben, al salir de esa ciudad sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos». 6 Fueron entonces de pueblo en pueblo, anunciando la Buena Noticia y sanando por todas partes.”
Contexto
Este pasaje del Evangelio de Lucas describe la primera misión formal de los Doce Apóstoles. Jesús, después de haberlos elegido y formado a través de su propia enseñanza y ejemplo, ahora los hace partícipes directos de su misión. Les confiere su propia autoridad y los envía a hacer lo que Él mismo ha estado haciendo: proclamar el Reino de Dios y sanar. Las instrucciones que les da definen el estilo y el espíritu que debe caracterizar a todo misionero cristiano.
Tema Central
El tema central es el envío de los Doce a la misión, una misión que está marcada por tres elementos clave: 1) El poder y la autoridad recibidos de Jesús para liberar y sanar. 2) Un estilo de vida de desprendimiento radical y de total confianza en la providencia de Dios y en la hospitalidad de la gente. 3) Un mensaje integral que une la proclamación verbal de la Buena Noticia del Reino con las obras concretas de sanación.
Aplicación a nuestra actualidad
Las instrucciones de Jesús a sus primeros misioneros siguen siendo una "carta magna" para la misión de la Iglesia y para nuestro propio testimonio cristiano hoy:
Misión Basada en la Autoridad de Cristo: "Les dio poder y autoridad...". Los apóstoles (y nosotros) no vamos en nuestro propio nombre ni con nuestras propias fuerzas. La eficacia de nuestra misión no depende de nuestros talentos, sino del "poder y la autoridad" de Jesús que actúa a través de nosotros. Esto nos debe llenar de humildad y, al mismo tiempo, de una gran confianza.
Un Evangelio Integral: Palabra y Acción: "Los envió a proclamar el Reino de Dios y a sanar". La misión cristiana no es solo predicar ideas, ni tampoco es un simple activismo social. Es ambas cosas a la vez. La "proclamación" del Reino se hace creíble y tangible a través de las obras de "sanación" (entendida en un sentido amplio: sanación física, emocional, espiritual, social). ¿Mi testimonio combina de manera equilibrada la palabra y la acción?
La Libertad del Desprendimiento: "No lleven nada para el camino...". Jesús pide a sus misioneros una libertad radical de los apegos materiales. Este desprendimiento tiene un doble propósito: les permite viajar "ligeros", sin las cargas y preocupaciones que traen las posesiones, y es un poderoso testimonio de que su seguridad no está en el dinero o en los bienes, sino en Dios. Nos desafía a examinar qué "equipaje" innecesario llevamos en nuestra vida que nos impide ser más libres y disponibles para la misión.
Confianza en la Providencia y la Hospitalidad: Al ir sin provisiones, los discípulos deben depender completamente de la providencia de Dios, que actuará a través de la hospitalidad de aquellos que acojan el mensaje. Es un llamado a confiar en la bondad de la gente y a tejer lazos de interdependencia.
Libertad ante el Rechazo: "Si no los reciben... sacudan hasta el polvo de sus pies...". Este gesto no es una maldición, sino un testimonio solemne. Significa: "Les hemos ofrecido el don de Dios, no lo han querido; la responsabilidad es suya. Nosotros seguimos nuestro camino". Nos enseña a proponer el Evangelio con libertad, sin imponerlo, y a no dejarnos paralizar por el rechazo. Debemos saber cuándo "sacudir el polvo" y seguir adelante, sin amargura.
Este pasaje es una llamada a vivir nuestra vocación bautismal con un espíritu misionero. Nos invita a confiar en el poder de Jesús que actúa a través de nosotros, a vivir con un mayor desprendimiento de lo material, a ofrecer un testimonio integral de palabra y obra, y a caminar con una gran libertad interior, tanto para dar como para afrontar el rechazo.
Preguntas para la reflexión
¿Soy consciente de que, por mi bautismo, he recibido el "poder y la autoridad" de Cristo para ser un instrumento de su sanación en el mundo? ¿Cómo lo estoy poniendo en práctica?
¿De qué manera puedo yo hoy "proclamar el Reino" y "sanar" en mi entorno concreto (familia, trabajo, comunidad)?
¿Qué "bastón", "alforja" o "dinero" (apegos, seguridades, miedos) me impiden seguir a Jesús y su misión con mayor libertad y desprendimiento?
¿Confío en la providencia de Dios y en la bondad de la gente, o necesito tenerlo todo controlado para sentirme seguro/a?
¿Cómo reacciono ante el rechazo a mi fe o a mis valores? ¿Me quedo atascado/a en la frustración, o soy capaz de "sacudir el polvo" y seguir adelante en paz?
Oración
Señor Jesús, que convocaste a tus apóstoles y los enviaste a proclamar tu Reino con poder y autoridad. Danos también a nosotros la gracia de ser tus misioneros en el mundo de hoy. Revístenos de tu poder para sanar y liberar. Danos un corazón desprendido, que confíe plenamente en tu providencia y no en las seguridades del mundo. Que nuestro anuncio de la Buena Noticia vaya siempre acompañado de obras de amor y de sanación, para que todos puedan conocer y experimentar la cercanía de tu Reino. Amén.