Salmo 146(145), 7-10
"El Señor Hace Justicia: Un Dios que Libera y Reina para Siempre"
“7 Él hace justicia a los oprimidos y da pan a los hambrientos. El Señor libera a los cautivos, 8 abre los ojos de los ciegos y levanta al abatido; el Señor ama a los justos 9 y protege a los extranjeros; sustenta al huérfano y a la viuda, y malogra el camino de los malvados. 10 ¡El Señor reina para siempre, tu Dios, Sión, por todas las generaciones! ¡Aleluya!”
Contexto
El Salmo 146 es el primero de los cinco "Salmos Aleluya" que cierran el Salterio. Es un himno de alabanza que establece un fuerte contraste entre la futilidad de confiar en los poderes humanos (vv. 3-4) y la bienaventuranza de poner la esperanza en el Señor (v. 5). Los versículos seleccionados aquí son el corazón del salmo, donde se describe por qué es feliz quien confía en Dios. Lo hace enumerando las acciones concretas de Dios en la historia, que revelan su carácter justo y compasivo.
Tema Central
El tema central es la descripción del Señor como un Dios de justicia activa y de compasión liberadora, que interviene concretamente en favor de los más vulnerables y oprimidos de la sociedad. Esta lista de acciones salvadoras es la prueba de su carácter y la base para la aclamación final de su reinado eterno sobre su pueblo, Sión.
Aplicación a nuestra actualidad
Este pasaje es un manifiesto de la "justicia social" de Dios y un programa de vida para todo creyente. Nos revela el corazón de Dios y nos llama a imitarlo:
Un Dios que Actúa por los Oprimidos: "Él hace justicia a los oprimidos y da pan a los hambrientos". La fe en el Dios de la Biblia no es una espiritualidad desencarnada. Es la fe en un Dios que se preocupa por las realidades concretas de la injusticia y el hambre. Esto nos llama a no ser indiferentes ante estas realidades y a comprometernos en la lucha por la justicia y la erradicación del hambre.
Un Dios que Libera y Sana: "El Señor libera a los cautivos, abre los ojos de los ciegos y levanta al abatido". La acción de Dios es de liberación y sanación integral. Libera de las "cautividades" (que pueden ser físicas, como la prisión, pero también adicciones, miedos, opresiones psicológicas). "Abre los ojos de los ciegos" (Jesús cumplirá esto literalmente, y también en el sentido de abrir los ojos a la fe). "Levanta al abatido" (al que está caído por el desánimo, la depresión o el peso de la vida).
Un Dios con Preferencias Claras: "El Señor ama a los justos y protege a los extranjeros; sustenta al huérfano y a la viuda...". El salmo nos muestra las "preferencias" del corazón de Dios. Ama a quienes buscan vivir en rectitud y tiene un cuidado especial por los más desamparados de la sociedad: el extranjero (el inmigrante, el refugiado), el huérfano y la viuda (figuras de la máxima vulnerabilidad en el mundo antiguo). Para ser como nuestro Dios, debemos compartir estas mismas preferencias.
Un Dios que se Opone al Mal: "...y malogra el camino de los malvados". Dios no es neutral ante el mal. Aunque a veces parezca que el malvado prospera, la fe nos asegura que, en última instancia, Dios frustrará sus planes y hará triunfar la justicia.
El Reinado Eterno como Fundamento de la Esperanza: "¡El Señor reina para siempre...!". Toda esta acción justa de Dios no es un evento pasajero. Se fundamenta en el hecho de que Él es el Rey eterno. Su reinado es la garantía de que la justicia y la compasión tendrán la última palabra en la historia.
Este salmo nos invita a adorar a un Dios cuyo poder se manifiesta en la ternura y la justicia hacia los más débiles. Es una llamada a que nuestra fe se traduzca en acciones concretas que reflejen el carácter de nuestro Rey, trabajando por la liberación de los cautivos, la sanación de los enfermos y la defensa de los marginados, con la alegre esperanza de que su Reino de justicia es para siempre.
Preguntas para la reflexión
¿De qué manera puedo yo hoy participar en la obra de Dios de "hacer justicia a los oprimidos y dar pan a los hambrientos"?
¿Qué "cautividades", "cegueras" o "abatimientos" (en mí o en otros) necesito presentar a Dios para que Él los libere, los sane y los levante?
¿Refleja mi vida la "preferencia" de Dios por los justos, los extranjeros, los huérfanos y las viudas? ¿Cómo puedo crecer en este amor preferencial?
¿Cómo me consuela y me da esperanza la certeza de que Dios "malogra el camino de los malvados", especialmente cuando veo que la injusticia parece triunfar?
Si el Señor "reina para siempre", ¿cómo debe manifestarse su reinado en mis decisiones y acciones de hoy?
Oración
¡Aleluya! Señor, te alabamos porque haces justicia a los oprimidos y das pan a los hambrientos. Libera a los cautivos, abre los ojos de los ciegos y levanta a los abatidos. Enséñanos a amar a los justos y a proteger a los extranjeros, a sustentar al huérfano y a la viuda. Que confiando en que Tú malogras el camino de los malvados y que tu Reino es para siempre, podamos ser instrumentos de tu justicia y tu compasión en el mundo. Amén.