1 Timoteo 6,13-16
"El Mandato Solemne: Guardar la Fe hasta la Manifestación de Cristo"
“13 En la presencia de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Cristo Jesús, que dio tan admirable testimonio ante Poncio Pilato, 14 te ordeno que conserves el Mandamiento sin mancha ni reproche, hasta la Manifestación de nuestro Señor Jesucristo. 15 Esta Manifestación la hará aparecer a su debido tiempo el bienaventurado y único Soberano, el Rey de los reyes y Señor de los señores, 16 el único que posee la inmortalidad y habita en una luz inaccesible, a quien ningún hombre vio ni puede ver. ¡A él, honor y poder eterno! Amén.”
Contexto
Este pasaje es la culminación de la exhortación de Pablo a Timoteo que comenzó con "Pelea el buen combate de la fe" (1 Timoteo 6,12). Pablo, queriendo dar el máximo peso y solemnidad a sus instrucciones, formula un mandato formal, casi como un juramento. Lo hace invocando a los testigos más grandes posibles: Dios Padre, el Creador, y Cristo Jesús, el mártir fiel. La exhortación a la fidelidad está enmarcada en la esperanza de la segunda venida de Cristo (la Parusía), lo que lleva a Pablo a una doxología espontánea que exalta la soberanía y la trascendencia de Dios.
Tema Central
El tema central es un mandato solemne a Timoteo para que guarde el "Mandamiento" (que aquí representa la totalidad de la fe cristiana, la sana doctrina y el estilo de vida que de ella se deriva) de manera íntegra e irreprochable, con la mirada puesta en la futura "Manifestación" de Jesucristo. Esta esperanza se fundamenta en la soberanía absoluta de Dios, descrito con atributos sublimes de poder, inmortalidad y trascendencia.
Aplicación a nuestra actualidad
Las palabras de Pablo a su discípulo amado son también un mandato para cada uno de nosotros hoy, y nos ofrecen una profunda inspiración:
Vivir en Presencia de Testigos Supremos: "En la presencia de Dios... y de Cristo Jesús...". Pablo nos recuerda que nuestra vida de fe no se vive en un rincón privado. La vivimos ante Dios, que nos da la vida, y ante Cristo, que nos dio el ejemplo supremo de testimonio fiel "ante Poncio Pilato", incluso hasta la muerte. Esta conciencia de vivir "en presencia de..." nos debe motivar a una mayor fidelidad e integridad.
Guardar el Mandamiento sin Mancha: "Te ordeno que conserves el Mandamiento sin mancha ni reproche...". El "Mandamiento" es el tesoro de la fe que hemos recibido. Tenemos la seria responsabilidad de custodiarlo, de no "mancharlo" con falsas doctrinas ni con una vida incoherente ("reproche"). Es un llamado a la fidelidad doctrinal y moral.
Vivir con la Mirada en la Meta: La Parusía: "...hasta la Manifestación de nuestro Señor Jesucristo". Toda la vida cristiana es un camino orientado hacia este encuentro final y glorioso con Cristo. La esperanza en su venida no es una fantasía, sino el horizonte que da sentido, urgencia y perspectiva a nuestro caminar presente. Nos ayuda a relativizar los problemas y los éxitos de este mundo.
La Soberanía de Dios: La doxología que describe a Dios como "el bienaventurado y único Soberano, el Rey de los reyes y Señor de los señores" es una poderosa confesión de fe. En un mundo con tantos "reyes" y "señores" que reclaman nuestra lealtad (el poder, el dinero, la ideología), esta aclamación nos centra en quién es el único Soberano absoluto.
La Trascendencia de Dios: "El único que posee la inmortalidad y habita en una luz inaccesible, a quien ningún hombre vio ni puede ver". Esta descripción de la trascendencia de Dios nos llena de un temor reverencial y de humildad. Reconocemos que Dios es infinitamente más grande que nuestra capacidad de comprenderlo. Sin embargo, este Dios inaccesible se nos ha hecho cercano en Cristo.
Este pasaje es una poderosa inyección de seriedad y de esperanza en nuestra vida cristiana. Nos llama a vivir con un profundo sentido de la responsabilidad, guardando fielmente el tesoro de la fe, con la mirada puesta en el regreso de Cristo. Y nos invita a la adoración, reconociendo la soberanía absoluta y el misterio insondable del Dios al que servimos.
Preguntas para la reflexión
¿Soy consciente de que vivo mi fe "en la presencia de Dios" y de "Cristo Jesús"? ¿Cómo me motiva esto a ser más fiel?
¿Qué significa para mí hoy "conservar el Mandamiento sin mancha ni reproche"? ¿Estoy siendo fiel a la doctrina de la Iglesia y a una vida coherente?
¿De qué manera la esperanza en la "Manifestación" de Jesucristo influye en mis decisiones y prioridades diarias?
¿Reconozco a Dios como el "único Soberano, Rey de reyes y Señor de señores" en mi vida, o hay otros "señores" a los que a veces sirvo?
¿La contemplación de la trascendencia de Dios ("habita en una luz inaccesible") me lleva a una adoración más humilde y reverente?
Oración
Ante Ti, oh Dios, que das vida a todas las cosas, y ante tu Hijo Jesucristo, que dio testimonio de la verdad ante Poncio Pilato, renovamos nuestro compromiso. Ayúdanos a conservar tu Mandamiento sin mancha ni reproche, mientras esperamos la gloriosa Manifestación de nuestro Señor Jesucristo. A Ti, único Soberano, Rey de reyes y Señor de señores, que habitas en una luz inaccesible, a Ti el honor y el poder eterno, por los siglos de los siglos. Amén.