Colosenses 3,12-17
"Revestidos de Cristo: La Vida Nueva en Amor, Paz y Gratitud"
“12 Por lo tanto, como elegidos de Dios, santos y amados, revístanse de la compasión, la bondad, la humildad, la mansedumbre y la paciencia. 13 Sopórtense los unos a los otros, y perdónense mutuamente siempre que alguien tenga motivo de queja contra otro. El Señor los ha perdonado: perdonen también ustedes. 14 Sobre todo, revístanse del amor, que es el vínculo de la perfecta unidad. 15 Que la paz de Cristo reine en sus corazones: esa paz a la que han sido llamados, porque formamos un solo Cuerpo. Y vivan en la acción de gracias. 16 Que la Palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqueza. Instrúyanse y anímense unos a otros con toda sabiduría. Con el corazón agradecido, canten a Dios salmos, himnos y cánticos inspirados. 17 Todo lo que puedan decir o hacer, háganlo siempre en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por él a Dios Padre.”
Contexto
Este pasaje de la Carta a los Colosenses sigue inmediatamente a la exhortación de Pablo a "despojarse del hombre viejo" (Colosenses 3,5-11). Después de enumerar los vicios que deben ser erradicados de la vida del creyente, Pablo ahora presenta el "armario" del "hombre nuevo". Describe las virtudes con las que el cristiano debe "revestirse", dibujando un retrato de cómo debe ser la vida en una comunidad que ha resucitado con Cristo.
Tema Central
El tema central es la descripción de la vida nueva en Cristo, caracterizada por un conjunto de virtudes relacionales que deben adornar al creyente, quien es "elegido, santo y amado" por Dios. La virtud culminante que une a todas las demás es el amor. Esta vida nueva está marcada por la paz de Cristo, que debe gobernar los corazones y la comunidad, y por una acción de gracias constante. Todo ello se nutre de la Palabra de Cristo y debe realizarse "en el nombre del Señor Jesús".
Aplicación a nuestra actualidad
Este pasaje es una guía práctica y hermosa para la vida cristiana en comunidad. Es como una "regla de vida" para cualquier familia, parroquia o grupo cristiano:
Revestirse con las Virtudes de Cristo: Pablo nos da una lista de "ropa" espiritual para ponernos cada día: compasión (sentir con el otro), bondad, humildad (realismo sobre quiénes somos ante Dios), mansedumbre (fuerza bajo control, no debilidad) y paciencia. No son cualidades innatas, sino virtudes que debemos elegir "revestirnos" activamente con la ayuda de la gracia.
El Perdón como Consecuencia de ser Perdonados: "Sopórtense... y perdónense... El Señor los ha perdonado: perdonen también ustedes". La base de nuestra capacidad para soportar las imperfecciones de los demás y para perdonar sus ofensas no es nuestra propia bondad, sino el recuerdo agradecido del perdón inmenso que hemos recibido de Dios en Cristo. La memoria del perdón recibido es el motor del perdón ofrecido.
El Amor, Vínculo de la Perfección: "Sobre todo, revístanse del amor, que es el vínculo de la perfecta unidad". El amor no es una virtud más, sino la "prenda superior" que lo une y lo perfecciona todo. Una comunidad puede tener muchas actividades y dones, pero sin amor, se desintegra. El amor es el "pegamento" que crea la unidad perfecta.
La Paz de Cristo como Árbitro: "Que la paz de Cristo reine en sus corazones...". La "paz de Cristo" debe ser el árbitro que dirima nuestros conflictos internos y comunitarios. Ante una decisión o una situación de tensión, debemos preguntarnos: ¿Esta opción me lleva a la paz de Cristo? ¿Promueve la paz en mi comunidad?
Vivir en la Acción de Gracias: Esta exhortación se repite tres veces en el pasaje. La gratitud no es un sentimiento ocasional, sino una actitud fundamental que debe impregnar toda nuestra vida. Es la respuesta del que se sabe elegido, amado, perdonado y llamado a la paz.
Nutridos por la Palabra y la Alabanza Comunitaria: "¿Cómo vivimos todo esto? "Que la Palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqueza". La fuente que nutre estas virtudes es una inmersión constante en la Palabra de Cristo. Y esta Palabra se vive en comunidad, donde nos "instruimos y animamos unos a otros" y donde brota la alabanza gozosa ("canten a Dios...").
Todo en el Nombre de Jesús: "Todo lo que puedan decir o hacer, háganlo siempre en el nombre del Señor Jesús...". Esta es la regla de oro. Consagrar cada acción, cada palabra, realizándola "en el nombre de Jesús", es decir, en unión con Él, según su voluntad y para su gloria, dando gracias a Dios Padre a través de Él.
Este pasaje es un retrato inspirador de la santidad cristiana en la vida cotidiana. Nos llama a una transformación profunda de nuestro carácter y de nuestras relaciones, fundamentada en nuestra identidad como amados y perdonados por Dios, y expresada en una vida de amor, paz y gratitud.
Preguntas para la reflexión
¿Qué "prenda" de la lista de Pablo (compasión, bondad, humildad, mansedumbre, paciencia) necesito yo "revestirme" con más urgencia en mi vida hoy?
¿Hay alguien a quien necesito perdonar, recordando el inmenso perdón que yo he recibido del Señor?
¿Permito que la "paz de Cristo" sea el "árbitro" de mis decisiones y de mis relaciones, o me dejo gobernar por la ansiedad, el rencor o el conflicto?
¿De qué manera puedo cultivar una actitud más constante de "acción de gracias" en mi vida diaria?
¿Estoy permitiendo que la "Palabra de Cristo habite en mí con toda su riqueza", o la estoy descuidando?
¿Cómo puedo yo hoy hacer que mis palabras y mis acciones sean más conscientemente "en el nombre del Señor Jesús"?
Oración
Padre, que nos has elegido, santificado y amado en Cristo, ayúdanos a revestirnos de los sentimientos de tu Hijo: la compasión, la bondad, la humildad, la mansedumbre y la paciencia. Enséñanos a perdonarnos unos a otros como Tú nos has perdonado. Que el amor sea el vínculo que nos una, y que la paz de Cristo reine en nuestros corazones. Que tu Palabra habite en nosotros con toda su riqueza, para que todo lo que digamos y hagamos sea en el nombre de Jesús, dándote gracias a Ti, Padre, por medio de Él. Amén.