Salmo 101(100), 1-3, 5-6
"El Programa de un Gobernante Justo: Un Corazón Íntegro y un Camino Perfecto"
“1 Salmo de David. Voy a cantar el amor y la justicia, y a tocar para ti, Señor. 2 Quiero seguir el camino de la perfección: ¿cuándo vendrás a mí? Caminaré con un corazón íntegro dentro de mi casa; 3 no pondré ante mis ojos nada infame. Detesto la conducta de los que se desvían, ellos no serán mis compañeros... 5 Al que denigra a su prójimo en secreto lo haré callar; no soportaré al de ojos altaneros y corazón soberbio. 6 Pongo mis ojos en los que son leales en el país para que vivan junto a mí; el que sigue el camino de la perfección, ese será mi servidor.”
Contexto
El Salmo 101 es un salmo real, a menudo descrito como el "Espejo de los Príncipes". Se presenta como una resolución o un programa de gobierno de un rey (tradicionalmente David) al asumir su cargo. El rey se compromete ante Dios a gobernar con integridad, justicia y fidelidad. Establece los principios que regirán tanto su vida privada ("dentro de mi casa") como su administración pública (la elección de sus servidores y el rechazo a los malvados).
Tema Central
El tema central es el compromiso solemne de un gobernante justo de vivir y reinar con integridad de corazón, siguiendo el "camino de la perfección". Este compromiso implica un doble movimiento: un rechazo activo a todo lo que es infame, desviado, calumniador y soberbio; y una búsqueda activa de la compañía y el servicio de aquellos que son leales y rectos. El fundamento de este programa es el deseo de cantar el amor (jesed) y la justicia (mishpat) de Dios.
Aplicación a nuestra actualidad
Aunque escrito desde la perspectiva de un rey, este salmo es un programa de vida extraordinario para cualquier persona que aspire a vivir con integridad, especialmente para aquellos que tienen alguna forma de autoridad o liderazgo (padres, jefes, educadores, líderes comunitarios, etc.):
Cantar el Amor y la Justicia de Dios: "Voy a cantar el amor y la justicia...". El punto de partida no es un código de ética, sino la alabanza. El gobernante justo se inspira en el carácter de Dios, que es amor y justicia. Nuestra propia búsqueda de integridad debe estar anclada en la contemplación y la alabanza del Dios al que queremos imitar.
La Integridad Comienza en Casa: "Quiero seguir el camino de la perfección... Caminaré con un corazón íntegro dentro de mi casa". La integridad no es una máscara para la vida pública. Comienza en el espacio privado, en el corazón, "dentro de mi casa". La autenticidad se prueba en la intimidad. No podemos ser líderes íntegros en público si nuestra vida privada es un desorden.
Vigilancia Activa contra el Mal: "No pondré ante mis ojos nada infame. Detesto la conducta de los que se desvían...". La integridad requiere una decisión activa de rechazar el mal. Esto implica una vigilancia sobre lo que permitimos que entre en nuestra mente y en nuestro corazón a través de nuestros ojos (lo que vemos, leemos, etc.).
Cero Tolerancia a la Calumnia y la Soberbia: "Al que denigra a su prójimo en secreto lo haré callar; no soportaré al de ojos altaneros y corazón soberbio". Un líder justo crea un ambiente sano, donde la calumnia y el chisme son confrontados y donde la arrogancia no es tolerada. Es un llamado a fomentar relaciones basadas en la verdad y la humildad.
Rodearse de Personas Íntegras: "Pongo mis ojos en los que son leales... el que sigue el camino de la perfección, ese será mi servidor". La elección de nuestros colaboradores, consejeros y amigos es crucial. Estamos llamados a buscar la compañía de personas leales y rectas, que nos ayuden a mantenernos en el buen camino. "Dime con quién andas y te diré quién eres".
Este salmo es una poderosa declaración de intenciones, un programa para una vida de liderazgo y servicio basada en la integridad. Nos desafía a vivir con un corazón indiviso, a rechazar activamente el mal en todas sus formas, a rodearnos de personas que nos edifiquen, y a hacer todo esto como una expresión de nuestra alabanza al Dios de amor y de justicia.
Preguntas para la reflexión
¿De qué manera puedo yo hoy "cantar el amor y la justicia" de Dios en mis acciones?
¿Soy coherente? ¿Vivo con un "corazón íntegro dentro de mi casa" de la misma manera que me presento en público?
¿Qué "cosas infames" (en los medios, en internet, en mis conversaciones) necesito dejar de "poner ante mis ojos" para seguir un camino de mayor perfección?
¿Cómo reacciono ante la calumnia y la soberbia en mi entorno? ¿Las tolero pasivamente o busco, con prudencia, "hacerlas callar"?
¿Mis amigos y las personas de las que me rodeo son "leales en el país" y me ayudan a seguir "el camino de la perfección"?
Oración
Señor, quiero cantar tu amor y tu justicia. Deseo seguir el camino de la perfección y caminar con un corazón íntegro. No permitas que ponga ante mis ojos nada infame, y líbrame de la compañía de los soberbios y calumniadores. Ayúdame a poner mis ojos en los que son leales y a rodearme de quienes te aman, para que, juntos, podamos servirte y alabarte todos los días de nuestra vida. Amén.