Salmo 98 (97), 1-4
"¡Que toda la tierra aclame al Rey victorioso!"
"1. Salmo. Canten al Señor un canto nuevo, porque él hizo maravillas: su mano derecha y su santo brazo le obtuvieron la victoria. 2. El Señor manifestó su victoria, reveló su justicia a los ojos de las naciones: 3. se acordó de su amor y su fidelidad en favor del pueblo de Israel. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios. 4. Aclame al Señor toda la tierra, prorrumpan en cantos jubilosos."
Contexto
Este salmo es un himno de alabanza que celebra la realeza de Dios. Pertenece a un grupo de salmos (del 93 al 99) que exaltan a Yahvé como Rey del universo. Probablemente fueron compuestos para ser usados en grandes celebraciones litúrgicas en el Templo de Jerusalén después del exilio en Babilonia. El salmo no se centra en una victoria militar histórica específica, sino que eleva la mirada para celebrar la acción salvadora de Dios como una victoria definitiva y universal, que no solo afecta a Israel, sino que debe ser reconocida por todas las naciones.
Tema Central
El tema principal es una invitación universal y jubilosa a alabar a Dios por su salvación. El salmo nos llama a cantar un "canto nuevo", no porque los viejos ya no sirvan, sino porque las "maravillas" de Dios son siempre frescas y actuales. La victoria de Dios no es un secreto; ha sido revelada a todo el mundo. Su justicia, su amor y su fidelidad se han hecho visibles "hasta los confines de la tierra". Por tanto, la respuesta adecuada a esta manifestación universal de Dios es una aclamación universal, una explosión de alegría que involucre a toda la humanidad.
Aplicación a nuestra actualidad
Vivimos en un mundo que a menudo nos bombardea con noticias de conflictos, injusticias y sufrimientos. Es fácil caer en la queja, el desánimo o el cinismo. Este salmo es una irrupción de gozo, un recordatorio de que, a pesar de todo, Dios está actuando y sigue obteniendo la victoria. Nos invita a cambiar nuestra perspectiva y a entrenar nuestra mirada para descubrir las "maravillas" que Dios sigue haciendo hoy: en nuestra vida, en la de los demás y en la historia.
Cantar un "canto nuevo" significa no vivir anclados en las glorias del pasado ni paralizados por los miedos del futuro, sino reconocer y celebrar la acción salvadora de Dios ahora. La alabanza que nos pide el salmista no es un murmullo tímido, sino una aclamación, un grito de júbilo. Nos desafía a que nuestra fe no sea algo privado y silencioso, sino una alegría contagiosa que se note, que se escuche y que invite a otros a unirse a la fiesta. Es la alegría que brota no de la ausencia de problemas, sino de la certeza de que Dios es fiel y su victoria es segura.
Preguntas para la reflexión
¿Cuáles son las "maravillas" o "victorias" que Dios ha realizado en tu vida últimamente y que merecen que le cantes un "canto nuevo"?
El salmo dice que la victoria de Dios es visible para las naciones. ¿De qué manera tu vida y tus acciones hacen visible esa victoria a las personas que te rodean?
¿Qué te impide aclamar al Señor con cantos jubilosos? ¿Son el miedo, la rutina, la tristeza? ¿Cómo podrías superar esas barreras?
¿Cómo puedes participar en la aclamación de "toda la tierra", uniendo tu voz a la de personas de diferentes culturas y realidades para alabar a Dios?
Oración
Señor, Rey victorioso y Salvador nuestro, hoy quiero unirme al coro de toda la creación para cantarte un canto nuevo. Te alabo por las maravillas que has hecho en mi vida y en el mundo. Abre mis ojos para que sepa contemplar tu victoria sobre el mal y la muerte, y dame un corazón lleno de júbilo para que mi vida entera sea una aclamación gozosa a tu amor y tu fidelidad. Que mi alegría sea contagiosa e invite a muchos a reconocer que solo Tú eres el Señor. Amén.