Lucas 16, 9-15
"Fiel en lo poco para servir al único Señor"
"9. Por eso les digo: Gánense amigos con el dinero de la iniquidad, para que cuando les falte, los reciban en las moradas eternas. 10. El que es fiel en lo poco, también es fiel en lo mucho; y el que es deshonesto en lo poco, también es deshonesto en lo mucho. 11. Si ustedes no son fieles en el uso del dinero injusto, ¿quién les confiará el verdadero bien? 12. Y si no son fieles con lo ajeno, ¿quién les confiará lo que les pertenece a ustedes? 13. Ningún servidor puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al Dinero». 14. Los fariseos, que eran amigos del dinero, escuchaban todo esto y se burlaban de Jesús. 15. Él les dijo: «Ustedes aparentan ser justos delante de los hombres, pero Dios conoce sus corazones; porque lo que los hombres exaltan, es abominable a los ojos de Dios»."
Contexto
Este pasaje es la continuación directa y la aplicación de la parábola del administrador infiel (Lucas 16, 1-8). Después de alabar la astucia del administrador para asegurar su futuro, Jesús ahora extrae las lecciones espirituales para sus discípulos. Presenta una serie de dichos o máximas sobre el uso correcto de las riquezas. Los fariseos, que también están escuchando, reaccionan con burla, lo que provoca una dura advertencia final de Jesús dirigida a ellos, desenmascarando su hipocresía.
Tema Central
El tema central es la relación del creyente con los bienes materiales como un campo de prueba de su verdadera fidelidad a Dios. Jesús enseña que el dinero, llamado "de la iniquidad" o "injusto" por ser fuente frecuente de pecado y opresión, debe ser utilizado con la misma astucia que el administrador, pero para un fin eterno: la generosidad y la caridad ("ganarse amigos"). La fidelidad en la administración de lo material ("lo poco", "lo ajeno") es el criterio que Dios usa para confiar al discípulo los verdaderos bienes espirituales ("lo mucho", "lo que les pertenece"). Esto culmina en la afirmación radical de que es imposible tener el corazón dividido: se sirve a Dios o se sirve al Dinero (personificado como un ídolo, Mamón).
Aplicación a nuestra actualidad
Este texto es una interpelación directa a nuestra sociedad, donde el éxito y el valor de una persona a menudo se miden por su riqueza. Jesús nos advierte que el dinero es un amo muy exigente y un dios muy falso. Servirle significa que nuestras decisiones, nuestro tiempo, nuestras energías y nuestras preocupaciones giran en torno a él. Servir a Dios, en cambio, significa poner todo eso al servicio del amor y la justicia.
La enseñanza sobre "lo poco" y "lo mucho" es una llamada a la integridad en la vida cotidiana. A veces pensamos que seremos generosos cuando tengamos más, u honestos en las grandes decisiones, pero Jesús nos dice que el corazón se entrena y se revela en las pequeñas cosas: en cómo manejamos nuestro presupuesto familiar, en la honestidad al pagar impuestos, en la generosidad con quien nos pide ayuda en la calle, en la rectitud en nuestro trabajo. Es en esa fidelidad diaria donde demostramos a quién pertenece realmente nuestro corazón y si somos dignos de confianza para las cosas verdaderamente importantes del Reino de Dios.
Preguntas para la reflexión
¿De qué manera el dinero o la búsqueda de seguridad material condicionan tus decisiones más importantes?
Piensa en las "pequeñas cosas" de tu día a día (el uso de tu tiempo, una pequeña suma de dinero, una conversación). ¿Cómo puedes ser más fiel a Dios en ellas?
El texto dice: "lo que los hombres exaltan, es abominable a los ojos de Dios". ¿Qué cosas que nuestra sociedad exalta (poder, fama, riqueza) pueden ser un obstáculo en tu relación con Dios?
Si tuvieras que describir a quién o a qué sirve tu corazón, con total honestidad, ¿qué responderías?
Oración
Señor Jesús, que conoces mi corazón y ves cómo se debate entre la seguridad del mundo y la confianza en Ti, te pido que me liberes de la esclavitud del dinero. Enséñame a ser un administrador fiel y generoso de los dones que me has confiado, por pequeños que parezcan. Dame la sabiduría para usar los bienes de la tierra para ganar tesoros en el cielo, y la valentía para elegirte a Ti como mi único Señor, cada día y en cada decisión. Amén.