Lucas 17,20-25
"El Reino de Dios ya Está Entre Nosotros y la Señal del Hijo del Hombre"
20 Los fariseos le preguntaron cuándo llegará el Reino de Dios. Jesús les respondió: "El Reino de Dios no viene ostensiblemente, 21 ni se podrá decir: ‘Está aquí’ o ‘Está allí’. Porque el Reino de Dios está entre ustedes". 22 Después dijo a sus discípulos: "Llegará un tiempo en que ustedes desearán ver al menos uno de los días del Hijo del hombre, y no lo verán. 23 Les dirán: ‘Está aquí’ o ‘Está allí’, pero no vayan ni los sigan. 24 Porque así como el relámpago brilla yendo de un extremo al otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su Día. 25 Pero antes es necesario que padezca mucho y sea rechazado por esta generación".
Contexto
Este pasaje se sitúa en el contexto de las enseñanzas de Jesús sobre la llegada del Reino de Dios y su propia identidad como el Hijo del Hombre. Los fariseos, un grupo religioso que esperaba un Reino de Dios visible y político, le preguntan a Jesús sobre su venida. Jesús les ofrece una perspectiva radicalmente diferente: el Reino ya está presente de una manera más profunda. Luego, se dirige a sus discípulos para advertirles sobre las señales engañosas de su segunda venida (la Parusía) y para prepararles para su sufrimiento y rechazo inminentes, que son condiciones previas a su glorificación.
Tema Central
El tema central es la naturaleza del Reino de Dios, que ya está presente de manera discreta "entre ustedes" (o "dentro de ustedes"), y la advertencia sobre la venida futura y gloriosa del Hijo del Hombre, que será repentina y evidente, pero solo después de que Él padezca y sea rechazado.
Aplicación a nuestra actualidad
En nuestro tiempo, a menudo buscamos signos espectaculares, grandes eventos o manifestaciones llamativas para creer en algo. Este texto de Jesús nos invita a cambiar nuestra perspectiva. Cuando los fariseos esperaban un Reino de Dios ostentoso y visible, Jesús les dice: "El Reino de Dios está entre ustedes". Esto significa que el Reino no es solo un evento futuro, sino una realidad presente, que se manifiesta en la vida de aquellos que acogen el mensaje de Jesús, en sus acciones de amor, justicia y servicio. Nos desafía a discernir la presencia de Dios en lo ordinario, en las relaciones auténticas, en la compasión, en la construcción de la paz, y no solo en lo extraordinario.
Por otro lado, la advertencia sobre la venida del "Hijo del hombre" nos previene contra las falsas profecías y los engaños. Nos insta a no buscar señales sensacionalistas, sino a vivir con una vigilancia interior y una fidelidad constante. La imagen del relámpago que brilla de un extremo a otro del cielo sugiere que la manifestación final de Jesús será inconfundible y universal, pero antes de eso, está el camino del sufrimiento y del rechazo, que es también el camino que a menudo nos toca recorrer a nosotros al seguirle. Nos llama a vivir nuestra fe de una manera encarnada, en el aquí y el ahora, construyendo el Reino desde adentro, sin obsesionarnos con especulaciones sobre el futuro, pero sí con la esperanza de su venida definitiva.
Preguntas para la reflexión
¿Cómo busco y reconozco la presencia del Reino de Dios en mi vida diaria y en mi entorno?
¿Qué significa para mí que "el Reino de Dios está entre ustedes" o "dentro de ustedes"?
¿Cómo me ayuda la advertencia de Jesús a no buscar "señales" espectaculares sobre el futuro, sino a vivir mi fe en el presente?
¿De qué manera estoy preparado para el "padecimiento y rechazo" que, según Jesús, son parte del camino del Hijo del Hombre y de sus seguidores?
Oración
Jesús, Señor del Reino, te pedimos que abras nuestros ojos para discernir tu presencia entre nosotros, en lo sencillo y en lo cotidiano. Que no nos dejemos engañar por falsas expectativas, sino que vivamos nuestra fe con autenticidad y vigilancia. Fortalécenos para abrazar el camino del servicio y del amor, incluso en el sufrimiento y el rechazo, sabiendo que en ellos se construye tu Reino que ya está aquí y que vendrá en plenitud. Amén.