Lucas 17,26-37
"Vivir con Vigilancia en la Expectativa del Regreso del Hijo del Hombre"
26 Como sucedió en tiempos de Noé, así también sucederá en los días del Hijo del hombre. 27 La gente comía, bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el Arca y llegó el diluvio, que los hizo perecer a todos. 28 Asimismo, como sucedió en tiempos de Lot: la gente comía y bebía, compraba y vendía, plantaba y edificaba; 29 pero el día en que Lot salió de Sodoma, cayó fuego y azufre del cielo y los hizo perecer a todos. 30 Lo mismo sucederá el Día en que se manifieste el Hijo del hombre. 31 En aquel Día, el que esté en la azotea y tenga sus objetos en la casa, que no baje a buscarlos; y el que esté en el campo, que tampoco vuelva atrás. 32 Acuérdense de la mujer de Lot. 33 El que trate de salvar su vida, la perderá; y el que la pierda, la conservará. 34 Les aseguro que aquella noche, de dos que estén en una misma cama, uno será llevado y el otro dejado; 35 de dos mujeres que estén moliendo juntas, una será llevada y la otra dejada. 36 [De dos que estén en el campo, uno será llevado y el otro dejado.]" 37 Los discípulos le preguntaron: "¿Dónde sucederá eso, Señor?". Él les respondió: "Donde esté el cadáver, allí se juntarán los buitres".
Contexto
Este pasaje es parte de las enseñanzas escatológicas de Jesús (sobre los "últimos tiempos" y su regreso) a sus discípulos, siguiendo la advertencia a los fariseos sobre la naturaleza del Reino de Dios. Jesús utiliza las analogías de los tiempos de Noé y de Lot para ilustrar la repentina e inesperada venida del Hijo del Hombre. El énfasis no está en la cronología o la curiosidad sobre el "cuándo", sino en la necesidad de vivir con vigilancia, desprendimiento y una preparación constante, ya que el juicio y la salvación serán repentinos e implicarán una separación.
Tema Central
El tema central es la inminente e inesperada venida del Hijo del Hombre al final de los tiempos, que requerirá una actitud de vigilancia constante, desprendimiento de las cosas materiales y una disposición total a seguir a Jesús, incluso al costo de "perder la vida" presente para conservarla en el Reino. Se advierte sobre la separación repentina entre los que estén preparados y los que no.
Aplicación a nuestra actualidad
En un mundo que a menudo nos invita a la seguridad material, a planificar el futuro a largo plazo y a apegarnos a nuestras posesiones, esta enseñanza de Jesús es radicalmente desafiante. Las comparaciones con los tiempos de Noé y Lot no son para infundir miedo, sino para despertar una conciencia de la urgencia y la seriedad de vivir con propósito. La gente en esos relatos vivía su vida "normal" (comiendo, bebiendo, casándose, comprando, etc.), pero estaban ajenos a la trascendencia y a la realidad del juicio inminente.
Jesús nos llama a una vigilancia interior, a no apegarnos excesivamente a las cosas de este mundo ("el que esté en la azotea... que no baje a buscarlos"). La advertencia de "acuérdense de la mujer de Lot" es un recordatorio poderoso contra la mirada hacia atrás, el arrepentimiento por lo que se deja, y la nostalgia que nos impide avanzar en el camino de Dios. "El que trate de salvar su vida, la perderá; y el que la pierda, la conservará" es una de las grandes paradojas del Evangelio, que nos invita a un desprendimiento radical de nuestro ego, de nuestros planes y de nuestras seguridades para encontrar la verdadera vida en Dios.
Este pasaje nos desafía a vivir cada día como si fuera el último, no con miedo, sino con una profunda conciencia de la importancia de nuestras decisiones y de nuestra relación con Dios. Nos invita a una constante revisión de nuestras prioridades: ¿qué es lo verdaderamente esencial en mi vida? ¿Estoy listo para desprenderme de lo que me ata si es necesario para seguir a Jesús? Es una llamada a vivir con una libertad interior que nos permite estar disponibles para el Señor en cualquier momento.
Preguntas para la reflexión
¿Cómo se manifiesta en mi vida la tendencia a apegarme a las cosas materiales o a mis planes, impidiéndome una mayor libertad interior?
¿Qué significa para mí "perder mi vida" para conservarla en el contexto de mi seguimiento de Jesús? ¿Qué estoy dispuesto a "perder"?
¿Cómo puedo cultivar una actitud de vigilancia constante y de desprendimiento en mi día a día, sin caer en la ansiedad o el descuido de mis responsabilidades?
¿De qué manera me interpela la idea de una "separación repentina" entre los que están preparados y los que no, en mis decisiones y prioridades actuales?
Oración
Jesús, Señor de los tiempos, te pedimos la gracia de vivir con un corazón vigilante y desprendido. Ayúdanos a no apegarnos a las cosas de este mundo, sino a poner toda nuestra esperanza en ti. Que estemos siempre preparados para tu venida, viviendo con libertad interior y confiando en tu misericordia. Danos la fuerza para perder nuestra vida por ti, sabiendo que solo así la conservaremos para la eternidad. Amén.