Lucas 19, 1-10
"La Conversión Transformadora de Zaqueo: La Acogida y la Salvación"
1 Jesús entró en Jericó y la atravesaba. 2 Había allí un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos y muy rico. 3 Él quería ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, porque era de baja estatura. 4 Entonces corrió y se subió a un sicomoro para verlo, porque Jesús iba a pasar por allí. 5 Cuando Jesús llegó a ese lugar, levantó los ojos y le dijo: "Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa". 6 Él bajó rápidamente y lo recibió con alegría. 7 Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: "Ha ido a alojarse en casa de un pecador". 8 Pero Zaqueo, de pie, dijo al Señor: "Señor, doy la mitad de mis bienes a los pobres, y si he defraudado a alguien en algo, le devolveré cuatro veces más". 9 Jesús le dijo entonces: "Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también este es hijo de Abraham. 10 Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido".
Contexto
Este pasaje se sitúa al final del viaje de Jesús hacia Jerusalén, justo después de la curación del ciego de Jericó (Lucas 18,35-43). La ciudad de Jericó era un centro de recaudación de impuestos, y Zaqueo, como "jefe de publicanos", era un personaje odiado y considerado pecador por la sociedad judía, debido a su colaboración con los romanos y a las prácticas de extorsión asociadas a su profesión. La historia es un ejemplo paradigmático de la misericordia de Jesús hacia los marginados y pecadores, y de cómo su encuentro transforma radicalmente la vida de las personas, llevando a una conversión concreta y visible.
Tema Central
El tema central es la misericordia de Jesús que "busca y salva lo que estaba perdido", manifestada en el encuentro con Zaqueo, un publicano pecador y marginado. La acogida incondicional de Jesús provoca la conversión radical de Zaqueo, que se traduce en acciones concretas de restitución y generosidad, demostrando que la salvación llega a la casa de quien recibe a Jesús con fe y alegría.
Aplicación a nuestra actualidad
La historia de Zaqueo es un espejo para nuestra propia vida y para la sociedad en que vivimos. ¿Cuántas veces, como Zaqueo, deseamos "ver quién era Jesús", quizás con una curiosidad inicial, pero nos encontramos con obstáculos: nuestra "baja estatura" (nuestras limitaciones, pecados, prejuicios), o la "multitud" (las convenciones sociales, el qué dirán, las barreras que otros ponen)? Zaqueo no se conformó; superó esos obstáculos subiéndose a un árbol, haciendo un esfuerzo extraordinario para encontrarse con Jesús. Nos invita a hacer lo mismo: a buscar a Jesús con creatividad y determinación, sin importar nuestra condición.
La iniciativa de Jesús es sorprendente: "Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa." Jesús no espera ser invitado; se invita a sí mismo a la casa de un pecador. Esto nos enseña que Dios es quien toma la iniciativa en la salvación, que su misericordia busca activamente a los perdidos. Nos desafía a abrirle la puerta de nuestra propia "casa" (nuestro corazón, nuestra vida), incluso cuando nos sintamos indignos o "pecadores". La respuesta de Zaqueo, "bajó rápidamente y lo recibió con alegría", es la actitud de un corazón dispuesto.
La conversión de Zaqueo no es solo una emoción; se traduce en acciones concretas de justicia y generosidad: "doy la mitad de mis bienes a los pobres, y si he defraudado a alguien en algo, le devolveré cuatro veces más". Esto nos muestra que la verdadera fe y el encuentro con Jesús siempre producen un cambio visible en nuestra forma de vivir, especialmente en cómo nos relacionamos con el dinero y con los demás. Nos llama a una conversión auténtica, que se manifieste en la restitución, en la generosidad y en el amor al prójimo. La promesa de Jesús: "Hoy ha llegado la salvación a esta casa", nos llena de esperanza, sabiendo que Él ha venido "a buscar y a salvar lo que estaba perdido", y que nunca es tarde para un nuevo comienzo.
Preguntas para la reflexión
¿Cuáles son los "sicomoros" a los que me subo o los esfuerzos que hago para "ver a Jesús" y encontrarme con Él en mi vida?
¿Cómo acojo la iniciativa de Jesús de querer "alojarse en mi casa" (en mi vida, en mi corazón), incluso cuando me siento indigno?
¿Qué cambios concretos y visibles, en mi relación con el dinero, con los demás o con la justicia, debería realizar si mi encuentro con Jesús es auténtico?
¿De qué manera puedo ayudar a mi comunidad a acoger a aquellos que son considerados "pecadores" o "marginados", como hizo Jesús con Zaqueo?
Oración
Jesús, Buen Pastor, que viniste a buscar y a salvar lo que estaba perdido, te damos gracias por tu misericordia que nos sale al encuentro. Abre nuestro corazón para acogerte con alegría, como Zaqueo. Inspíranos a una conversión auténtica que se manifieste en acciones concretas de justicia, generosidad y amor. Que tu salvación llegue hoy a nuestra casa y a nuestras vidas, para que podamos seguirte, glorificándote y siendo testimonio de tu amor que todo lo transforma. Amén.