Salmo 9, 2-4. 6. 16. 19
"Alabanza al Dios Justo que Defiende a los Oprimidos"
2 Yo te daré gracias, Señor, de todo corazón, y contaré todas tus maravillas. 3 Me alegraré y me regocijaré en ti, cantaré a tu Nombre, Altísimo. 4 Porque mis enemigos retroceden, vacilan y perecen ante tu presencia. 6 Reprendiste a las naciones, aniquilaste a los impíos, borraste su nombre para siempre. 16 El Señor se ha dado a conocer: él ha hecho justicia, enredando al impío en su propia obra. 19 Porque el indigente no será olvidado para siempre, ni la esperanza de los pobres perecerá jamás.
Contexto
El Salmo 9 (que en algunas traducciones se une al Salmo 10) es un salmo de acción de gracias y súplica, donde el salmista celebra la justicia de Dios. Expresa su gratitud por las victorias divinas sobre los enemigos y confía en que Dios defiende a los oprimidos y castiga a los impíos. Los versículos seleccionados resaltan la alabanza al Dios Altísimo, el reconocimiento de su justicia en la derrota de los adversarios y la promesa inquebrantable de que los indigentes y los pobres no serán olvidados.
Tema Central
El tema central es la alabanza y la acción de gracias al Señor, el Dios Altísimo, por su justicia que se manifiesta al defender a los oprimidos, aniquilar a los impíos y hacer retroceder a los enemigos. Se enfatiza la certeza de que el indigente y el pobre no serán olvidados, y que la esperanza de los afligidos no perecerá, porque Dios mismo es el Juez justo.
Aplicación a nuestra actualidad
En un mundo donde la injusticia a menudo parece tener la última palabra y donde los poderosos oprimen a los débiles, este salmo nos ofrece una voz de esperanza y una invitación a la alabanza. Nos anima a no dejarnos vencer por el cinismo o la desesperación, sino a levantar nuestros ojos al "Altísimo" y a darle gracias "de todo corazón", incluso cuando las circunstancias no son fáciles.
El salmista nos recuerda que Dios es un Dios que actúa, que "hace justicia". La imagen de los enemigos que "retroceden, vacilan y perecen ante tu presencia" nos habla de la convicción de que el mal no es invencible. Esta certeza debe inspirar nuestra confianza y nuestra oración, pidiendo a Dios que intervenga en las situaciones de injusticia que vemos a nuestro alrededor y en nuestra propia vida.
Pero la promesa más poderosa y consoladora de este salmo es: "Porque el indigente no será olvidado para siempre, ni la esperanza de los pobres perecerá jamás." Esta afirmación es un faro de luz para todos los que sufren. Nos asegura que Dios tiene un cuidado especial por los marginados, los que no tienen voz, los que son pisoteados. Nos llama a ser portadores de esa esperanza para los pobres, a no olvidarlos y a trabajar por su justicia, porque sabemos que Dios mismo no los olvida. Es una invitación a la acción de gracias por la justicia divina y a la compasión activa hacia los más vulnerables, confiando en que la esperanza final no está en el poder humano, sino en el Dios que juzga con equidad.
Preguntas para la reflexión
¿Cómo puedo "dar gracias al Señor de todo corazón" y "contar todas sus maravillas" en mi vida actual, incluso en medio de las dificultades?
¿Qué "enemigos" (personales, sociales) me gustaría que "retrocedieran y perecieran" ante la presencia de Dios en mi vida o en el mundo?
¿Qué significa para mí que "el Señor se ha dado a conocer: él ha hecho justicia" en mi propia experiencia o en la historia?
¿Cómo esta promesa de que "el indigente no será olvidado" y que "la esperanza de los pobres no perecerá" me motiva a la acción o a la oración por los más vulnerables?
¿Qué actitudes y acciones en mi vida reflejan la justicia y la equidad que el Salmo atribuye a Dios?
Oración
Señor, Dios Altísimo, te damos gracias de todo corazón y contamos tus maravillas, porque tú eres un Dios justo que defiende al oprimido. Que nuestra esperanza nunca perezca, sabiendo que el indigente no será olvidado. Haz que tu justicia se manifieste en nuestra vida y en el mundo, y que seamos instrumentos de tu amor para aquellos que más lo necesitan. Amén.